Cuando me hicieron la propuesta para escribir el blog de María Antonieta, tuve muchos temores. El primero era sentir que podía defraudar a la redacción, porque ¡¿de dónde acá yo era una escritora?! Lo segundo que pensé fue: “¿qué importancia pueden sentir los demás para leerme, si no soy la primera ni la única que pasa por una situación como esta?” . Y lo tercero, era sentir que no iba a tener suficiente material para escribir todas las semanas.

El tiempo ha ido pasando y he ido contestando mis preguntas y enfrentando los temores que en algún momento pude sentir.

La primera respuesta que recibí es que “Nosotros estamos aquí para conectarnos”. Nuestra vida entera se trata de conexiones y momentos que vivimos con los demás. A la par, nos conectamos con el amor, con el tiempo, con la vida y con la muerte.

Estamos todo el tiempo deseando haber amado más, haber tenido más tiempo, y habernos preparado mejor para el final. El blog me ha dado eso. Me hizo conectarme con mucha gente que está o estuvo pasando por algo igual que yo; se convirtieron en mi apoyo, en una terapia para mi corazón, y a la vez, me permitió ayudar a otras a enfrentar sus miedos, a contestar sus dudas y acompañarlas en el proceso. Me conectó con amigas y conocidas que estuvieron latentes en el tiempo, pero que ahora dicen ¡presente! en cada paso que doy.

El haber encontrado esa conexión también me hizo sensible al amor. No porque no lo conocía, sino a valorar la gente que me rodea, a mi familia. Un amor que pude dar por sentado varias veces en el pasado.

Me hizo reconocer que el amor es creación… es la razón que nos mueve, que nos hace ser quienes somos. Puede que a veces sea doloroso, pero también nos llena de felicidad, y es la razón que nos hace sentirnos vivos.

La segunda respuesta que recibí fue que, a pesar de no estar nominada para el premio Nobel de Literatura, mis escritos de alguna forma están siendo inspiración para los que los leen, porque hay gente que está buscando algunas respuestas, y allí las tienen a su disposición, o quizás enfrento algunas realidades que todos pensamos y no nos atrevemos a escribir, solo por ello trabajo para que cada día el contenido de esta columna sea de valor.

La tercera respuesta, de la que todavía no tengo algo concreto, es ¿Cuál es mi propósito? Si bien es cierto recibí una “llamada de alerta”, todavía tengo dudas de cuáles serán los pasos a seguir. Es posible que esto sea solo un momento en el tiempo, o puede ser que no, todavía no lo sé…

La realidad es que existe una belleza colateral en todo lo que hacemos, siempre que lo hagamos con el corazón. Nuestra individualidad, nuestras intenciones y nuestra pasión es lo que le pone el sello y lo que va marcando el paso en las diferencias que hacen de nosotros seres verdaderamente exitosos.

Ese éxito ya no se mide por cosas tangibles, sino por la hinchazón que siente nuestro corazón cuando tocamos el de otras personas a través de nuestras palabras o acciones. Un escrito tan sencillo puede tener un impacto tan fuerte como cambiar el rumbo de alguien. Si esto no tiene una belleza colateral, entonces no quiero conocer otra, pues esta ha sido realmente maravillosa.