Después de haber recorrido todas estas vivencias con ustedes, realicé un propósito que se hizo real. Hicieron que cada una de las columnas tuviera valor, me permitieron su cercanía, su cariño y también sus preocupaciones. Durante estos meses se fueron generando lazos de amor, de amistad, de solidaridad, en la que juntas fuimos combatiendo nuestros miedos, pero también un apoyo que sentía venía del corazón. Afortunadamente, no todas tienen la enfermedad, y algunas son madres, esposas, amigas o parientes de alguien conocido padeciendo esos miedos, y cada una de las historias las ayudaron a sobrellevar de alguna forma sus situaciones.
Hoy, me despido con el corazón hinchado de felicidad; con la satisfacción de haber llenado un vacío en el alma que antes tenía, con el cariño de un personaje inventado en el dolor, pero que me hizo más fuerte, me enseñó el valor del calor humano, de la esencia de la vida.
Todos los días puede emerger una nueva María Antonieta, otra que con su ejemplo ayudará a muchas personas también. Todavía tenemos mucho por hacer, quizás con un rol menos protagónico, pero con el mismo espíritu de lucha. Eso sí se los prometo!
Para las que fueron a la conferencia, escucharon algunas… pero hoy quiero hacer el cierre de esta hermosa columna con la recopilación de las 10 lecciones que el cáncer dejó en mí.
1. Descubrí la faceta del renacimiento en el amor; entendiendo que siempre podemos tener la oportunidad de enamorarnos en cada una de las etapas que vivimos juntos.
2. “Las transformaciones duelen, pero son necesarias”. Nuestro valor viene de quienes somos por dentro, no de lo que arreglamos por fuera.
3. “Me volví a conectar con Dios”. Hoy reconozco su presencia, y le agradezco todos los días por sus bendiciones.
4. Perdonar. El valor de la humildad nos hace grandes espiritualmente. El saber escoger tus batallas, el apagar el botón del switch off cuantas veces sea necesario, con el fin de no perder el tiempo discutiendo, sobre todo con quienes amamos.
5. “Nacimos para cambiar el mundo”. “No siempre nos daremos cuenta de la cantidad de vidas que tocamos a través de nuestros actos, porque nuestras acciones pueden tener ramificaciones inalcanzables, lo que es importante es que a ti te importe y que actuaste para ellos”.
6. “La actitud es fundamental”. Levanta la cabeza lo más alto que puedas, con garbo, con elegancia, métele tu esencia personal a todo lo que hagas. A veces será difícil, pero recuerda que la pasión persuade.
7. “Somos vulnerables”. ¡Realízalo! Y cuando lo interiornalices, saborea cada momento, cada respirar, cada abrazo que recibes. Sé humilde en tu caminar, reconoce que no eres perfecto, pues tarde o temprano nos tocará rendir cuentas.
8. “Conectar los puntos”. Somos el resultado de lo que hemos hecho en el pasado, lo que somos en el presente que estamos viviendo y en el futuro por escribir. Nos toca identificar por qué y para qué, pues a través de esa conexión encontraremos el valor de nuestra existencia.
9. Encuentra una misión. Por pequeña que pueda ser, tú no viniste al mundo a pasar desapercibido, viniste a hacer un cambio. Escoge a alguien y desarróllalo, enséñale tus mejores prácticas para que a su vez él las replique en el tiempo. Sé sensible al dolor de los demás, ayuda sin preguntar y así encontrarás tu misión interior.
10. Prioridades. Si tienes la dicha de tener una familia, determina el tiempo para ellos, que sea real, auténtico, esta es tu bendición mayor por la que tienes que trabajar, la que hará que tu corazón brinque todos los días.
Hay muchas cosas que nosotros no podemos ver, pero que existen. Cuando estamos pasando por momentos difíciles, solo vemos nuestro dolor. Pero si miramos con el corazón, vamos a poder ver todas las posibilidades que están a nuestro alrededor. Nuestras esperanzas, nuestros sueños y aspiraciones están dentro de nosotros, pero tenemos que reconocer el coraje, la bondad y el potencial que tenemos para comenzar a creer que el mundo que queremos lo podemos transformar…
#wearepearlsonachain