Ya les he mencionado que el tema del cabello fue un ¡GRAN IMPACTO para mí! Sin embargo, en la medida que ha ido pasando el tiempo, uno se va acostumbrando.
En el primer tratamiento lloré desconsoladamente cuando se comenzó a caer el cabello el día 14. Me lo rasuré el día 17 con máquina, igualito que en la Barbería del Pueblo. ¡Bien pude hacerme un diseño y todo! Una semana después, nuevamente el peluquero en casa, pero a pasarme la navaja, porque yo quería que se viera limpiecito y brillante, idéntico a Tilda Swilton, quien interpretó a la Gran Maestra en la película de Dr. Strange, y yo temía lastimarme. Un compañero de la oficina, el GRAN CHICHO, me dice “mira, el tip es no levantar la navaja nunca de la cabeza”, y yo, ¡tao! ni corta ni perezosa, comienzo a probar en la casa. Y así, sin más ni más, yo misma ahora me cocoboleo y tengo una cabecita tan suavecita como la piel de un bebé. ¡Me miro al espejo y me veo graciosita y todo!
Poco a poco uno se va sintiendo más cómodo. Como he tenido que quedarme en casa varios días, he dejado los turbantes de un lado, y bueno, ya fui al súper y a la farmacia COCOBOLITA, ¿y saben qué? No pasa nada… Siempre hay gente que va a mirar curiosa, pero la gran mayoría te ve como si nada. Hay veces que hasta se me olvida que no tengo cabello. Ahora, no se crean, también le he preguntado a mis hijos, y mi bella hija siempre me dice: “mami, te ves hermosa”. Uno también tiene que pensar en la gente que tiene a su alrededor, el hubby, mis hermanas, mis sobrinas, mis padres, todos, poco a poco, han ido asimilando, unos más fácilmente que otros. Creo que a mi mamá es la que más le ha costado y la entiendo, es su nena la que está pasando por eso y por más que le diga que estoy bien, ella sufre cada etapa del proceso.
Le comento a mi hijo que la realidad es que no a mucha gente le importa verme así, y él sabiamente me dice “mamá, no sé si eso es tan bueno, porque también puede ser que ya la gente se acostumbró a ver a mucha gente igual que tú, lo que indica que el cáncer es más común de lo que parece”. No deja de tener razón en su comentario.
Ya hoy recibo visitas cocobolita, sin pena, sin temor al qué dirán, es más, quizás esté inventando un rol KOJAK, ¡quién sabe! La realidad es que nosotros valemos por lo que somos por dentro, y si nuestros ojos brillan, todos los que nos rodean mirarán nuestro corazón a través de ellos.
Y después de estas palabras de SEGURIDAD, EMPODERAMIENTO y una altísima AUTOESTIMA, ¡ya comencé a ir COCOBOLITA a la oficina! ¡TAO!