Una muy querida amiga me envió un artículo que recibió por redes para que me inspirara para mi próximo blog. La persona que lo escribió es una chica que ya falleció, pero antes de morir dejó un mensaje en su página de Facebook. En honor a ella, Holly Butcher, quiero recapitular sus mensajes que nos servirán a todos; es la realidad que vivimos y no valoramos.
La muerte es algo con que todos tenemos que enfrentarnos en algún momento. Algunos tienen la oportunidad de prepararse, de despedirse, de organizarse, pero otros mueren inesperadamente, sin tener el tiempo de decir un último adiós, y menos de estar en paz con Dios.
Todos pensamos que nos vamos a morir de viejitos, arrugaditos y con alzhéimer, pero en muchas ocasiones la vida tiene un plan distinto. No nos toca juzgar, somos parte de una maquinaria perfecta que en algún momento se descontinuará. Es difícil aceptarlo, pero es así. Cuando la vida nos da esas cachetadas imprevistas (pero con la oportunidad de tener el tiempo para mirar hacia delante) es el momento para hacer un alto y recapacitar. Mirar hacia atrás para ver lo que hemos construido y analizar si estamos satisfechos, y si no, tener la oportunidad de enmendar cualquier falta y encauzarnos en el camino que sí queremos seguir.
Debemos dejar de preocuparnos por las pequeñas cosas de la vida. Cuando estés hastiado del tranque, del trabajo, de tu rutina, piensa en todas aquellas personas que están pasando por momentos mucho más difíciles que tú. Somos egoístas, ya que para cada uno nuestros problemas son lo más grande, pero la realidad es que la vida es mucho más compleja que ese trabajo que perdiste o ese tranque de dos horas, o esa llanta que se te flateó en la mañana.
Siempre que puedas, respira hondo, camina por la arena y la hierba con los pies descalzos, mira la luna llena, abraza, besa, disfruta de una buena cena en compañía de los que más quieres. Deja de preocuparte por si estás gorda o flaca, por esas tres canas que tienes en la cabeza, por la manicura o el maquillaje perfecto. Los que te aman lo hacen por quien eres por dentro, no por las superficialidades.
Mantente positivo. Hay suficientes problemas como para que te alimentes de bochinches, de noticias falsas, de gente negativa. Mi mamá siempre me dice: “hija, siempre procura que a tu alrededor esté gente mejor que tú; más bellas, más inteligentes, más alegres, más espirituales y extrovertidas, porque de ellas aprenderás y serás mejor también a través de su influencia”.
Es más gratificante dar que recibir. No importa si son detalles pequeños, haz felices a los demás.
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