Recientemente, fui invitada a participar en un programa de radio digital cuyo tema principal se centraba en recursos humanos y el ámbito laboral. Esto me hizo reflexionar sobre las columnas que he dedicado a lo largo de los años, inspiradas por mis experiencias en este campo.
Una de las preguntas que me hicieron fue acerca de cómo pasé de ser abogada a desempeñarme durante varios años en el sector de recursos humanos, y finalmente, cómo me aventuré en el mundo de la escritura. Mi respuesta fue simple: aún no tengo una conclusión definitiva. Esta trayectoria ha estado marcada por situaciones insatisfactorias y realidades que persisten, las cuales reflejan la vida actual en los entornos laborales.
Hoy, mientras observaba las redes sociales de un grupo profesional al que pertenezco, me llamó poderosamente la atención la creciente empatía a nivel global. Esto es un signo alentador, lo que nos lleva a cuestionarnos si nos estamos sensibilizando más o si la tasa de desempleo está en aumento.
Me di cuenta de que, en una vacante reciente, uno de mis contactos, a quien no conozco personalmente, me recomendó. Permíteme decirte que se sintió maravilloso. Es increíble ver cómo se forma una red de apoyo para aquellos que buscan mejorar su situación laboral o quienes están en busca de nuevas oportunidades. Por lo tanto, debemos correr la voz y fomentar la recomendación y el estímulo de estas cualidades y actitudes de cooperación mutua.
Invito a todos a practicar la empatía y la solidaridad, especialmente a aquellos que tienen la capacidad de colaborar y no lo hacen. Ayudar no es simplemente dar por dar, es intervenir y sugerir a alguien para un puesto de trabajo, compartir un currículum lleno de potencial, experiencias y sueños. A menudo, pasamos un currículo a personas que podrían marcar la diferencia y no lo hacen, y esto es lamentable, ya que, si las circunstancias fueran diferentes, honraríamos nuestra condición de seres humanos y nos elevaríamos a la excelencia.
Ayer, una persona a la que admiro mucho por su inteligencia y experiencia me dijo unas palabras que deseo plasmar en este escrito: “empieza a fluir, créetelo, libera tu corazón, deja el miedo y deja de pedir. Ofrece, crea, inventa, equivócate, voltea la página y sigue, atrévete y sé valiente”. Estas palabras valen más que el oro, especialmente en momentos en los que mi ánimo no era el mejor. Experimentar la pérdida de empleo es un duelo, como lo discutimos en el programa digital de radio, y es un proceso que se superará poco a poco. Sin embargo, debemos reunir valor y establecer rutinas, como mencioné en artículos anteriores.
Es natural sentir tristeza, pero no debemos quedarnos estancados en esa emoción. Con la temporada navideña a la vuelta de la esquina, es el momento de considerar oportunidades de negocio, incluso temporales, que se alineen con nuestras habilidades. Sorpréndete a ti mismo más que a los demás. Personalmente, ya he ideado un par de ideas para mí y te animo a hacer lo mismo.
No debemos formar expectativas con respecto a los demás, es decir, no esperar nada de nadie. En su lugar, observa en silencio cómo puedes ayudarte a ti mismo. Las sorpresas pueden tocar a tu puerta cuando menos te lo esperes.
Reconozco que, sin ingresos, puede ser difícil invertir en capacitación. Por lo tanto, te sugiero aprovechar actividades de aprendizaje gratuitas a través de herramientas tecnológicas y programas. Mantente actualizado a través de las redes sociales, noticias y recursos locales. Actualizarse con medios informativos, revistas y avances en diversas áreas te permitirá ganar tiempo para formarte en temas que podrás aplicar y ofrecer en el futuro.
En cuanto a aquellos que te abandonaron cuando dejaste tu empleo, permíteme decirte que te hicieron un favor. La vida es un camino de ida y vuelta en ocasiones, y los gestos de desinterés a menudo regresan como un bumerán. Puedes ignorarlos y seguir adelante, estableciendo nuevos vínculos con personas que realmente valen la pena. De esta manera, contribuirás a crear un mundo más hermoso y experimentarás resultados mucho más gratificantes.
* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.
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