Algunas cosas que descubrí en el camino de reinvención personal y profesional mientras estudio siempre, fue acerca de la importancia de “tomar a nuestros padres”, que quiere decir amarles y aceptarles como son, exactamente como son, vital para gozar de una vida fluida y saludable.

El padre y la madre son dos figuras fundamentales en nuestra vida, y cómo nos ubicamos dentro del sistema familiar respecto a ellos y si hemos dado el paso de tomarlos plenamente, es decir, aceptarlos y amarlos tal y como son.

Según Bert Hellinger (creador de la metodología Constelaciones Familiares) somos el resultado de su unión. Una mitad nuestra es gracias a nuestra madre y la otra gracias a nuestro padre.

Lo que ellos son, cómo son y también todo lo sucedido en sus respectivos sistemas, forma parte de mí a un nivel más profundo de lo que inicialmente podríamos pensar.

Algunas de las principales aportaciones de cada uno de ellos desde esta perspectiva:

La madre nos conecta en primer lugar con la vida, ya que ella es quien nos nutre y nos da sus cuidados y afecto. Con ella tenemos nuestra primera experiencia de abundancia, gracias a todo lo recibido por ella en el mismo vientre materno y después en nuestros primeros años de vida. De ahí que ese primer patrón quede grabado en nosotros, y por tanto tomar a la madre es sinónimo de vida, abundancia, prosperidad y éxito. La forma en la que alguien se relaciona con su madre es también cómo se relacionará con su profesión y trabajo.

Tomar a la madre nos da confianza en nuestras propias capacidades, favorece la autoestima y la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Ella es la primera persona con quien me relaciono y con quien establezco un vínculo, por ello representa también el amor y nuestra facilidad para relacionarnos y vincularnos con otras personas. También tiene que ver con nuestra salud y con la relación con la comida.

En la medida en la que sea capaz de abrazar, aceptar y honrar a mi madre, lo haré con el éxito y la felicidad en todas sus formas.

El padre era quien mantenía a la familia, quien salía de casa para ir a trabajar para obtener unos ingresos con los que mantenerla. Aunque en las últimas décadas esa situación ha cambiado, todavía está grabada en nosotros y en nuestro inconsciente.

El padre nos aporta la fuerza necesaria para que salgamos al mundo a desarrollar nuestra propia autonomía (estudios, trabajo, pareja, nuestra propia familia…).

Necesario para establecer nuestros propios límites y hacer que otras personas los respeten. Es nuestra primera figura de autoridad, y nos aporta estructura, organización y normas.

Tomar y honrar al padre nos hace ir hacia nuestras metas y objetivos con mayor fuerza, confianza y seguridad.

Por supuesto que cada caso necesita ser revisado de manera particular.


* La autora es life & business strategist. Su sitio web es https://www.paulacabalen.com/. Puedes seguirla en su cuenta de Instagram @paulacabalen

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