Ser un adulto en las relaciones implica madurez emocional, responsabilidad y una comunicación abierta y honesta. Es un proceso de aprendizaje continuo donde se busca construir conexiones auténticas y duraderas.

Según la filosofía del terapeuta Adler, todos los problemas son problemas de relaciones interpersonales y para vivir una vida feliz, debemos poder aceptarnos a nosotros mismos tal como somos y aceptar a los demás tal como son.

Por otro lado, me encanta la mirada que aprendí de mi mentor Kertez, acerca de los estados del yo, basado en tres roles que están en nuestra mente: padre (crítico, nutritivo, sobreprotector), adulto, hijo (rebelde, sumiso, natural). En nuestras interacciones tanto en la emisión de la comunicación como en la respuesta, estos estados se activan de diversas maneras, y no siempre somos conscientes de ello. En los procesos terapéuticos o coaching suelo revisar con mis clientes a través de cuál de ellos se están comunicando, a la hora de poder cambiar desde las creencias qué rol activé.

Aquí te presento algunas claves para ser un adulto en las relaciones:

- Comunicación asertiva: expresar tus pensamientos y sentimientos de manera clara y respetuosa, sin culpar ni juzgar al otro. Escuchar activamente lo que tu pareja tiene que decir es fundamental para comprender su perspectiva.

- Responsabilidad: asumir tus propias acciones y consecuencias, tanto positivas como negativas. Esto implica ser confiable, cumplir con tus compromisos y no culpar a los demás por tus problemas.

- Respeto: valorar al otro como individuo y aceptar sus diferencias. Esto implica respetar sus límites, opiniones y necesidades.

- Intimidad emocional: permitir que tu pareja te conozca de verdad, compartiendo tus vulnerabilidades y miedos. Construir una intimidad emocional profunda fortalece el vínculo.

- Resolución de conflictos: enfrentar los desacuerdos de manera constructiva, buscando soluciones en lugar de imponer tu punto de vista. La empatía y la negociación son herramientas clave en la resolución de conflictos.

- Independencia: mantener tu propia identidad y cultivar tus intereses personales. Una relación sana permite que ambos miembros crezcan individualmente y como pareja.

- Compromiso: estar dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo en la relación. El compromiso implica trabajar juntos para superar los obstáculos y construir un futuro juntos.

- Perdón y soltar: aprende a perdonarte a ti mismo y a tu pareja, y suelta los rencores y resentimientos que pueden pesar en una relación.

- Inteligencia emocional: desarrolla la inteligencia emocional reconociendo, entendiendo y manejando tus propias emociones, y siendo empático con las emociones de tu pareja.

- Acepta la imperfección: reconoce que nadie es perfecto, y que las imperfecciones y errores son oportunidades de crecimiento y aprendizaje en las relaciones.

Cada relación es única y lo que funciona para una pareja puede no funcionar para otra. Lo más importante es ser auténtico contigo misma y con tu pareja, y construir una relación basada en el respeto, la confianza y el amor.

¿Te gustaría trabajar en algún aspecto específico de tus relaciones?

Estaré encantada de ayudarte.

¡Tu bienestar es importante!


* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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