Navegaba en redes sociales hasta que vi estos días en una página informativa de Panamá a una mujer que posó en traje de baño recibiendo comentarios ofensivos acerca de su aspecto.

Ella no se quedó callada y salió a responder pidiendo respeto por el paso del tiempo, el cambio del cuerpo y la libertad de poder expresarnos sin necesidad de recibir insultos. Dediqué un minuto a leer los comentarios de las personas, y en particular uno de ellos, una mujer que le preguntó: “¿Para qué posas si no quieres que opinen de tu cuerpo?”

Eso me hizo pensar en los límites personales, y en cuantas personas están privándose de mostrar, comunicar, decir algo por miedo a la respuesta de la otra persona.

Cada persona es libre de decir y de responder. Sin embargo, eso que hizo la mujer que posó en redes fue pedir respeto, mis más sinceros saludos a ella.

Por esa razón hoy te cuento un poco sobre límites para que juntas revisemos por donde andamos respecto a este tema. Inspirada en una información que me compartió mi amigo panameño Carlos estos días cuya fuente es de Berkeley: “Los límites son las reglas que nos fijamos a nosotros mismos dentro de las relaciones”.

Una persona con límites saludables puede decir “no” a los demás cuando quiera, y también sentirse cómoda abriéndose a la intimidad y a las relaciones cercanas (esto es lo que hizo la mujer de la cual mencioné antes).

Una persona que siempre mantiene a los demás a distancia (ya sea emocional o física) se dice que tiene límites rígidos. Podría ser la mujer del comentario. Por último, alguien que tiende a involucrarse demasiado con otros tiene límites porosos.

Aquí algunos ejemplos de ello:

Lidera tu Vida: Poner límites es cuidar de ti

La mayoría de las personas tienen una combinación de diferentes tipos de límites. Por ejemplo, alguien podría tener límites saludables en el trabajo, límites porosos en relaciones románticas y una combinación de los tres tipos con su familia.

La idoneidad de los límites depende en gran medida del entorno. Algo que dices puede ser apropiado cuando sales con amigos, pero puede no serlo cuando estás en el trabajo.

Algunas culturas tienen expectativas muy diferentes cuando se trata de límites. Por ejemplo, en algunas culturas se considera tremendamente inapropiado expresar emociones públicamente. En otras se fomenta la expresión emocional.

Ayuda conocerte y empoderarte a la hora de poner límites para no hacerlo desde emociones negativas como el enojo, sino sintiendo que estás cuidando de ti misma, y por esa razón colocas esos límites.

Haz la prueba, paso a paso, busca ayuda para ello y verás qué bien te sentirás al hacerlo. Te invito a leer también mi columna titulada Cómo poner límites sanos a tu vida.


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