Para algunos, ayudar a los demás nos brinda una gran satisfacción y contribuye a nuestra felicidad. Sin embargo, cuando esta tendencia se convierte en una norma en nuestra vida, puede generar un desequilibrio emocional que, en lugar de traernos alegría, nos sumirá en un estado de infelicidad o de deber.

Desde pequeña fui una dadora, a través de los años de análisis me he dado cuenta que fue una forma de “ayudar en casa” y más tarde “de ser vista”. Cuando atraviesas procesos de desarrollo personal y trabajas esas cuestiones que aprendiste en la infancia, al crecer, no dejarás de ser esa persona, pero aprenderás a poner límites y a cuidarte primero.

Hoy comparto qué aprendí y sigo aprendiendo en ese proceso; dar es bello, pero tiene sus consecuencias si no vemos qué hay detrás.


Préstale atención a:

- Olvidar tus propias necesidades: al priorizar constantemente las necesidades de los demás, es posible que descuidemos las nuestras, lo que puede llevar a sentimientos de resentimiento, frustración y agotamiento.

- Perder tu identidad: cuando nuestra identidad se define exclusivamente en función de lo que hacemos por los demás, podemos perder de vista quiénes somos realmente, generando vacío y falta de propósito.

- Agotamiento emocional: ayudar a otros de manera constante puede ser emocionalmente agotador. Si no establecemos límites claros, podemos terminar sintiendo que no tenemos el control de nuestra propia vida.

- Sentimiento de culpa: al no poder satisfacer todas las demandas de los demás, podemos sentirnos culpables e inadecuados.

- Dinámica de dependencia: si nuestra autoestima depende de la aprobación y el agradecimiento de los demás, nos convertimos en emocionalmente dependientes. Esta dependencia puede generar ansiedad y miedo al rechazo.


¿Cómo encontrar un equilibrio?

- Establece límites: es importante aprender a decir “no” cuando sea necesario. Esto no significa ser egoísta, sino cuidar de tu propio bienestar.

- Prioriza tus necesidades: dedica tiempo a actividades que te gusten y te permitan recargar energías.

- Cultiva relaciones saludables: las relaciones saludables se basan en el respeto mutuo y la reciprocidad.

- Desarrolla tu autoestima: aprende a valorarte y a confiar en tus capacidades.

- Busca ayuda profesional: si sientes que estás abrumado por estas emociones, no dudes en buscar el apoyo de un especialista.


La importancia del altruismo sano

Ayudar a los demás es una cualidad admirable. Sin embargo, es fundamental encontrar un equilibrio entre el cuidado de los demás y el cuidado de uno mismo. Un altruismo sano se caracteriza por ser voluntario, estar basado en la empatía y no generar un sentimiento de obligación.

Preguntas para reflexionar:

¿Con qué frecuencia pones las necesidades de los demás antes que las tuyas?

¿Te sientes culpable cuando no puedes ayudar a alguien?

¿Has descuidado tus propias metas y sueños por ayudar a otros?

¿Qué actividades te hacen sentir feliz y con energía?

Responder a estas preguntas te ayudará a identificar áreas en las que puedes mejorar tu bienestar emocional y establecer límites más saludables.


* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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