Ser conscientes de ella y eliminar todo pensamiento de limitación.
Todos sin excepción deseamos la felicidad, la abundancia y la prosperidad material, y por supuesto, cuando perdemos la salud o no la tenemos, deseamos tenerla también.
Cada vez que se acerca una persona a sesión o incluso, cuando las empresas deciden contratar servicios de coaching o consultoría, lo hacen para mejorar ciertos aspectos de la vida de las personas o de los grupos. Eso implica, sentirse mejor, por lo tanto trabajar mejor y lograr mejores resultados.
Algo que aprendí, cuando salí de la relación de dependencia laboral, y gracias a iniciar un proceso de autoconocimiento, fue que había aprendido a vivir de una forma que no me hacía sentido. Estaba viviendo la llamada “carrera de la rata”, del libro de Robert Kiyosaki que les recomiendo leer llamado Padre Rico, Padre Pobre.
Había vivido con el mensaje de “hay que romperse para lograr cosas” o “no pain no gain” que significa: “sin pena no hay ganancia”, que no es igual a ser perseverante.
He participado de muchas reuniones en donde hablar de la lista de cosas que tienes que hacer o estar a mil revoluciones por día suma puntos y está muy bien visto. No había aprendido algunas técnicas acerca de cómo lograr eficiencia, hasta ese momento, o que menos es más muchas veces. O aplicar las reglas del 80/20. Que ya les contaré por aquí en algún otro artículo. El resultado era bueno, no me quejo, pero a costa muchas veces de sacrificar familia, salidas o incluso mi salud. Ese fue mi límite.
Tuve la suerte de hacerme algunas buenas preguntas cuando fui mamá por primera vez, me encontraba trabajando como gerente de proyectos SAP en la empresa IBM, era mamá de un bebé al que veía a la tardecita cuando llegaba, y lo que hacía, si bien me gustaba, no era mi pasión, algo me faltaba ahí.
Para responderme esas preguntas inicié un proceso de aprendizaje y cambio, no solo comencé a tomar sesiones de terapia y coaching ejecutivo, sino que luego comencé a estudiar cosas que nada tenían que ver con mis estudios anteriores. Estudié sanación reconectiva, hice maestrías de reiky y yinkeido, terapias holísticas, practicar yoga, meditación, e incluso psicología.
Creo que cuando estudiamos y practicamos eso que necesitamos, y lo integramos, nos convertimos en excelentes herramientas para ayudar a otras personas. Todo eso me motivó y me acercó a mi propósito: “ayudar a que personas y grupos logren conocer su propósito, lograr balance personal y mejorar sus vidas y negocios”
Las preguntas que pude responderme, y que hoy te invito a hacer para ti misma:
- ¿Qué más hay para hacer en este mundo?
- ¿Vine al mundo solo para estudiar, hacer una carrera, dinero, armar una familia y listo?
- ¿Habrá algo más para mi?
- ¿Cómo hago para lograr mis sueños?
- ¿Cuáles son mis sueños?
- Hace x… años que trabajo en lo mismo, ¿estoy a tiempo de cambiar?
- ¿Puedo dar un giro a mi vida?
- ¿Cómo?
¿Resuenan contigo? ¿Te pasó? ¿Te hiciste alguna vez estas preguntas?
Puede que si, puede que no, y no necesites hacértelas tampoco. No todos tenemos las mismas necesidades.