La crisis de salud pública dejó al descubierto las brechas que ya existían y amenaza con agravar las inequidades en nuestra sociedad. Desde los países más desfavorecidos que han tenido menor acceso a las vacunas, hasta los 168 millones de niños que tuvieron que dejar sus estudios por falta de conectividad, o los pequeños comerciantes que vieron sus negocios debilitarse ante la falta de recursos, de acceso a la tecnología o a los conocimientos para reinventarse. En todos los casos, la cadena se rompió por el eslabón más débil.
Los efectos de la pandemia para las mujeres han sido desproporcionadamente negativos. Cuando las escuelas y guarderías cerraron, las madres se llevaron la mayor parte de las consecuencias. Según cifras reveladas por la OCDE, el 61.5% de las madres de niños menores de 12 años asumieron la mayoría o la totalidad del trabajo de cuidado adicional, mientras que el 22.4% de los padres lo hicieron. McKinsey afirma que los empleos de las mujeres fueron 1.8 veces más vulnerables a esta crisis que los de los hombres.
Esta coyuntura tan retadora coincidió con una importante aceleración de la transformación digital. Y aunque la digitalización fue la tabla de salvación para los gobiernos, las escuelas, la salud, el comercio, las personas y para millones de organizaciones, en el caso de las mujeres tuvo un efecto preocupante, porque amenaza con exacerbar la brecha de género en el sector de la tecnología, que ya mostraba una composición bastante inequitativa.
Milenne Martin, Gerente País de Microsoft en Panamá.
Esta situación no es exclusiva de Panamá. A nivel global, sólo el 31% de la fuerza de trabajo del sector de tecnología está compuesto por mujeres. La proporción actual de mujeres en Cloud Computing es del 14,2% y sólo ha mejorado en 0,2 puntos porcentuales desde 2018. Y es que el problema viene desde, atrás, desde la formación del talento, pues según cifras de la Unesco, en la educación superior sólo el 35% de los estudiantes de STEM -Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas- son mujeres y sólo el 3% de las mujeres en educación superior eligen estudios de tecnologías de la información.
Revertir esta tendencia de larga data es particularmente importante y urgente en vista de que el mercado laboral está cambiando a gran velocidad. Según el Foro Económico Mundial, uno de cada tres nuevos puestos que se crean son en tecnología y este sector abrirá 150 millones de puestos de trabajo para 2030. Así las cosas, a menos que contribuyamos a formar más mujeres con habilidades digitales, ellas tendrán cada vez menos oportunidades en una economía que será cada vez más digital.
Esta “tormenta perfecta” es particularmente grave porque podría privarlas de nuevas y mejores oportunidades. Pero además limitar la innovación, el dinamismo y la riqueza de la tecnología, que debe tener -desde su diseño-, todas las miradas y atender las necesidades de toda la sociedad a las que sirve. La diversidad en el sector de tecnología es fundamental para garantizar que no sigamos reproduciendo los sesgos y agravando las inequidades que tenemos como sociedad. Integrar todas las perspectivas ayuda, sólo por citar un ejemplo, a que los algoritmos no favorezcan las hojas de vida de hombres en los procesos de reclutamiento, simplemente porque aprenden de los patrones de contratación preexistentes de empresas con mayoría de empleados hombres. La diversidad, además, detona la innovación y la creatividad que son la materia prima de la tecnología.
Buscar y remediar las causas
Las causas de la poca inclinación de las mujeres a involucrarse en carreras técnicas y científicas han sido objeto de innumerables estudios. La mayoría de ellas tienen que ver con estereotipos y se comienzan a construir desde la niñez, en la escuela y en la familia y van desde la presión de los compañeros, la falta de modelos a seguir o el apoyo de los padres y los maestros, a una percepción errónea general de cómo son las carreras STEM en el mundo real, para citar sólo algunas. Apoyados en cifras y estudios, en Microsoft hemos diseñado una ruta y unas acciones para animar a los estudiantes a explorar las posibilidades de una carrera en STEM. Algunas de ellas son:
Proporcionar modelos a seguir: Las niñas y las mujeres jóvenes tienen dificultades para imaginarse a sí mismas en roles STEM. Ver a las mujeres que trabajan en STEM y tecnología ayuda a recordar a las niñas que tienen un lugar en estos campos si lo desean. Generar emoción e inspirar: las niñas quieren ser creativas y tener un impacto positivo en el mundo y muchas no se dan cuenta de que las carreras STEM y de ciencias de la computación pueden darles exactamente las oportunidades que están buscando. Proporcionar experiencia práctica: las niñas que participan en clubes y actividades STEM fuera de la escuela tienen más probabilidades de decir que seguirán asignaturas STEM más adelante en su educación. Además de aumentar el acceso a los clubes y extracurriculares, podemos llevar el aprendizaje experiencial que las niñas desean a más aulas. Dar aliento: las niñas que se sienten apoyadas por maestros y padres muestran más interés en continuar con el aprendizaje de STEM y Ciencias de la Computación en su futuro. Fomentar una “mentalidad de crecimiento”: las niñas están dispuestas a trabajar duro para tener éxito. Por lo tanto, necesitamos crear entornos donde las preguntas, el descubrimiento e incluso el fracaso se traten como partes positivas del proceso de aprendizaje.
Para aplicar estos aprendizajes y contribuir a cerrar la brecha de género que cree nuevas y mejores oportunidades para las mujeres, Microsoft ha diseñado programas como DigiGirlz, para que las niñas tengan la misma oportunidad de tener éxito en estos campos críticos. Gracias a estos talleres prácticos de tecnología, código y actividades para el desarrollo de habilidades blandas y charlas inspiracionales, Microsoft ha llegado a sembrar la curiosidad y despertar el interés por la ciencia y la tecnología de aproximadamente 9,000 niñas en la región centroamericana, que se suman a más de 65 mil a nivel mundial.
Evento DigiGirlz 2018
Con estas acciones dirigidas a las generaciones que le darán forma a la tecnología del futuro, Microsoft suma sus esfuerzos a los que hace al interior de la organización misma. Como resultado de políticas intencionales y determinadas para aumentar la diversidad y la inclusión, se ven progresos importantes a la hora de atraer y retener a mujeres y minorías para trabajar en la empresa. Gracias a esos esfuerzos, entre 2017 y 2021 el aumento de las mujeres en niveles ejecutivos fue del 64.9%, en roles directivos fue del 90.8, gerenciales 79.3 y técnicos 101%.
En Microsoft nos alientan esos progresos, pero aún no estamos satisfechos.
Sabemos que tenemos un rol activo que jugar para que la industria de la tecnología se beneficie del talento y la creatividad de equipos más diversos. La educación está en el corazón de esta tarea. Despertar el interés de las niñas y jóvenes en la ciencia y la tecnología es fundamental para multiplicar sus oportunidades en un mundo cada vez más digital, donde el talento escasea y las oportunidades de un empleo de calidad y sustentable son mucho mayores.
Inspirar, educar a las niñas y jóvenes y seguir perfeccionando políticas y culturas corporativas inclusivas, son tareas urgentes que en Microsoft nos tomamos muy en serio. Sabemos que tenemos una responsabilidad colectiva de crear un mundo más justo, más equitativo y que no deje a nadie atrás. Quedan muchas tareas pendientes y Microsoft estará siempre listo a trabajar, aliarse y asociarse para crear más y mejores oportunidades para las panameñas.