La menopausia ocurre una sola vez: es la última menstruación, y se confirma cuando ha pasado un año sin que vuelva a presentarse. Ese es el momento en que la mujer entra en la menopausia. Antes de esto, está la perimenopausia, una etapa que puede comenzar años antes y trae consigo diversos cambios hormonales y físicos. Después de la menopausia, se inicia la posmenopausia, una fase que dura el resto de la vida. Durante estos años, las mujeres experimentan una amplia gama de síntomas y transformaciones. La doctora Lizzie Brostella, educadora sobre la menopausia, nos comparte su visión y experiencia sobre este proceso, los mismos que la llevaron a investigar a profundidad y a compartir lo aprendido.
¿Qué te motivó a convertirte en educadora sobre la menopausia para mujeres?
La desinformación allá afuera. Mi menopausia llegó hace diez años, y cinco años antes (ahora lo veo más claro) estaba en la perimenopausia sin que ningún médico supiera lo que me estaba ocurriendo.
¿Cuál consideras el principal obstáculo para informarse sobre este tema?
Decir que estás en el proceso de la menopausia está muy vinculado a “ser vieja o envejecer”. El miedo a envejecer nos hace demorar en aceptar que estamos en esa transición. Sin embargo, me alegra decir que cada día más mujeres se educan y hay más información adecuada. Incluso los médicos han comenzado a ajustar sus controles a marcadores más cercanos a lo que realmente nos sucede.
Por ejemplo, ahora no solo realizan pruebas hormonales, sino que también validan los síntomas para determinar si estás o no en la perimenopausia.
¿Cómo afectan a la salud mental los cambios que acompañan esta nueva etapa de la vida de la mujer?
Una de las principales razones por las que trato este tema es por mi preocupación, como profesional de la salud mental, sobre el gran impacto de este proceso en los trastornos psiconeurológicos de las mujeres.
Durante la menopausia, los niveles bajos de estrógeno pueden alterar la anatomía y conectividad del cerebro, lo que se manifiesta en cambios en la cognición, la memoria y la regulación emocional. De hecho, la mayor cantidad de suicidios en mujeres ocurre entre los 45 y 55 años, y estudios ya vinculan estas fluctuaciones hormonales con dicho proceso.
Para el 2050, la OMS estima que alrededor de 139 millones de personas padecerán alguna enfermedad neurodegenerativa (Alzheimer, demencia senil, deterioro cognitivo), de los cuales un poco más de la mitad serán mujeres. Esto tiene relación directa con una patología en la hormona FSH (hormona folículo estimulante), descubierta recientemente por el Dr. Keqiang Ye, del Instituto de Tecnología Avanzada de Shenzhen, parte de la Academia China de Ciencias.
Además, la pérdida de estrógeno durante la menopausia, bien conocida, hace que el cerebro se vuelva más vulnerable al daño y la degeneración.
¿Qué es la perimenopausia y cómo pueden las mujeres prepararse para ella?
La perimenopausia es el período en el que el cuerpo comienza a dejar de producir estrógeno. Generalmente ocurre a partir de los 40 años, aunque en algunas mujeres puede empezar a los 35, y dura hasta que se alcanza la menopausia.
Puede manifestarse de diferentes formas: para algunas mujeres es un verdadero infierno, mientras que otras casi no lo notan.
Para prepararse, las mujeres deben crear conciencia de que este es un proceso por el que todas pasamos. Es esencial estar informadas, compartir nuestras experiencias y apoyarnos mutuamente. Además, es importante conocer qué hacer, respetando nuestras diferencias metabólicas individuales, y aprender a adoptar estilos de vida saludables.
Sabemos que este tema está ganando cada vez más visibilidad en todo el mundo. ¿Está ocurriendo lo mismo en Panamá?
Tengo fe y confianza en que sí, aunque no a la velocidad que debería. Sin embargo, hay más conciencia entre las mujeres, quienes piden ayuda y ya se comenta más socialmente.
Lizzie, ¿puedes contarnos cómo fue tu proceso y qué te habría gustado saber hace 10 años?
Mi perimenopausia fue una montaña rusa muy desagradable. Comencé ganando peso, sudaba mucho y, siendo normalmente pacífica, a veces me sentía extremadamente irritable. Además, sufría dolores articulares, y visité varios médicos. Tuve episodios de taquicardia y fui cinco veces a urgencias, temiendo tener problemas cardíacos.
Me medicaron incorrectamente (vi a cinco cardiólogos, pero eso es otra historia). Con el tiempo aprendí mucho y, si hubiera sabido lo que sé ahora, no me habría tomado tantas medicinas. Hoy me dedico a la salud funcional y hay maneras mucho más seguras y saludables de cuidar nuestra salud.
En mi caso, mi ginecólogo me decía que aún no estaba en la menopausia, pero nunca mencionó la perimenopausia. No me explicó que todos esos síntomas que tenía eran reales. Me recetaron ansiolíticos, y como psicoterapeuta, pedí a colegas psiquiatras que me dijeran si no veía algo importante. Un amigo psiquiatra me sugirió investigar sobre la menopausia. Al hacerlo, comencé a entender lo que me ocurría y mejoré significativamente.
A los 48 años me diagnosticaron osteopenia, pero logré revertir gran parte gracias a cambios en mi estilo de vida, como una mayor actividad física.
Desde que pasé la menopausia, a los 51 años, comencé a educar a otras mujeres, ya que no podía quedarme con esta información. Hoy doy cursos, tengo pacientes que atraviesan este periodo y he seguido aprendiendo sobre el metabolismo, la resistencia a la insulina y otros factores que interfieren en la menopausia. Mi objetivo es ayudar a las mujeres a evitar riesgos como la demencia senil, pérdida cognitiva, osteoporosis y afectaciones cardiovasculares, y promover una vida sexual activa y saludable. Es vital derribar los tabúes y mitos sobre este tema.
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