Llevaba varias semanas sin escribir. La verdad es que me hizo falta. Disfruto enormemente expresar emociones y situaciones de esta manera. Durante estas fiestas, he observado con detenimiento la alegría que proviene de la ocupación, de hacer algo que te genere felicidad. ¿A quién no le alegra tener motivos para celebrar junto a otros?
Recuerdo que, en estas fechas en mi vida anterior, había celebraciones corporativas en las que participaba activamente, tanto organizando como asistiendo, y qué bien se sentía… En aquel momento, no era consciente de la fortuna que supone tener un empleo seguro. No miraba a mi alrededor y no me percataba de aquellas personas que estaban lejos de tener esa oportunidad. Vivía mi vida con cierto individualismo. Hoy en día, veo esa misma actitud en muchos y pienso: ¿qué tal si fuéramos más solidarios con quienes no tienen las mismas oportunidades y les ofreciéramos un poco de alegría?
En estas fiestas navideñas, donde celebramos el nacimiento de nuestro Salvador, propongamos hacer algo diferente. Compartamos con quienes la tienen más difícil y demos un poco de lo que podamos. Aunque no sea en abundancia, siempre habrá algo que ofrecer: nuestra alegría, nuestra escucha, nuestra compañía, nuestro consejo y nuestra presencia.
Recientemente leí en un libro que está dejando huella en mí que a menudo somos demasiado duros con nosotros mismos. Esto ocurre cuando nos levantamos, nos miramos al espejo e iniciamos nuestra autocrítica: si estamos envejeciendo, si apareció una nueva arruga, si amanecimos cansados, etc. ¡No! No permitamos que esa voz interna traicionera nos domine. En lugar de criticarnos, saludémonos con un “¡Qué bien te ves!” y miremos con alegría el nuevo día para comenzarlo con optimismo. Sí, es fácil decirlo y parece difícil hacerlo, pero es cuestión de creérselo y ya está, ¡lo lograrás!
Siempre por estas fechas pensamos en propósitos para el 2024. Yo ya estoy delineando el mío y te invito a hacer lo mismo. Es como trazar un dibujo en un papel en blanco de lo que te gustaría ver y hacer; es motivador e impulsor, inténtalo.
Me encanta la frase “menos es más”. A veces, hay personas que han rodeado nuestra vida y no precisamente con un impacto positivo. Tratemos de hacer un chequeo de lo que queremos conservar y de lo que no nos aporta una energía positiva; lo mejor es dejarlo a un lado.
En cuanto a la búsqueda de empleo, hay que seguir explorando opciones. Donde hay mayor queja, ahí puede estar la oportunidad; donde hay carencia, veamos qué podemos ofrecer.
Camina, respira, admira la naturaleza, agradece, ríe, crea felicidad para que esta regrese a ti como consecuencia de tus actos que proporcionen alegría y bienestar a los demás.
Lo demás será accesorio y dependerá de nosotros mismos.
* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.
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