“Tienes que conocer a mi abuela”. Con esa frase empezó la vida de un documental que ha sido visto y reconocido en lugares como Perú, Amsterdam, Bélgica, Corea, Ciudad de Mexico, Costa Rica y Guadalajara. Hace unos días Para su tranquilidad haga su propio museo se exhibió en el Festival de Cine de Panamá.
Aquella abuela era Senobia Cerrud. Y quien la tenía que conocer era Pilar Moreno. Lo hizo. Eso fue hace veinte años.
Pilar buscaba entonces, a principios de 2000, manifestaciones de arte espontáneo en Panamá, expresiones que surgen fuera de lo convencional. Ella es artista visual, psiquiatra de formación y especialista en arteterapia. Al saber de su interés, un conocido le comentó sobre su abuela y el museo que tenía en su casa de Paritilla, provincia de Los Santos.
Senobia creaba usando los materiales que tenía a mano: palitos, hojas, retazos de tela o recortes de revista. Reciclaba y reutilizaba mucho antes de que en Panamá se popularizara su uso en el arte. Además, pintaba con palabras: reflexionaba en cuadernos de raya ancha comprados en la tienda del pueblo. Había convertido su casa en el Museo de Antigüedades de Todas Las Especies.
Para Pilar descubrir a esta mujer inventado a su gusto, en su patio, cerca de sus gallinas y matas de guandú le resultó memorable. Senobia, a esos recién conocidos que la querían conocer y sacarle fotos a ella y a sus cosas, no les contó mucho. Pero, sus figuras y artefactos lo hicieron por ella.
Pilar regresó de aquel lugar con recuerdos que guardó bien en la memoria y en las fotos del fotógrafo panameño Gustavo Araujo, quien falleció en 2008.
En 2018 Pilar quiso volver a la historia de Senobia y llevarla a un documental. Pero supo que había falleció en 2013. De sus objetos el tiempo se había encargado con bastante saña. Aún así Pilar convenció a la premiada cineasta Ana Endara (Reinas, 2013), (La felicicidad del sonido, 2016) de sumarse a su idea y dirigir juntas un filme sobre esta historia. Pilar escribiría el guión.
En un principio Ana tenía dudas ¿lograrían contar la historia de alguien que ya no existe y su museo desaparecido? Era como contar sobre fantasmas.
Pero lo hicieron. Valiéndose de la creatividad y lo que tenían a mano. A la manera de Senobia.
Fotograma del documental 'Para su tranquilidad haga su propio museo'. Pilar Moreno y Ana Endara recrearon las piezas que tenía Senobia Cerrud en su casa, su propio museo. Foto: Cortesía
Entre lo primero por hacer estaban los viajes a Paritilla para buscar y conversar con las conocidas en el pueblo de Senobia, mujeres entre los 70 y 80 años de edad. La intención inicial era buscar a alguien que la interpretara. Por si acaso, hicieron tres vestidos iguales de distintas tallas. Pero se dieron cuenta de que Senobia estaba allí. Presente en los cuentos, los suspiros y las risas de sus vecinas. Ellas serían las protagonistas. Vea, pues.
Pilar Moreno y Ana Endara recrearon el museo. Se valieron de fotos para traer a la vida aquellos objetos, muñecas, figuras hechas por Senobia que no habían podido aguantar los aguaceros, la humedad y los solazos del trópico.
Gran parte del documental transcurre junto a una mesa, con las mujeres hablando de esa amiga que ya no está y sus cosas. A la vez, hablan de ellas mismas: de su vida de ahora y la de antes; de cuando planchaban y lavaban ajeno, de lo que significa envejecer y vivir sola.
Aunque “lo malo no es envejecer, sino que te consideren vieja”, susurra una voz casi omnipresente en el documental y que evoca las reflexiones de los cuadernos de Senobia, comidos por la polilla.
Esta pared con aves es una de las poquísimas piezas originales que quedó del Museo de Antigüedades de Todas Las Especies de Senobia Cerrud. En la foto, una de sus conocidas quien participa en el documental.
El paso de los años, la enfermedad y la muerte son parte del documental. Las mujeres de Paritilla los traen a la mesa de una manera singular, con ojos mojados, con silencios y también pringados de humor e ironía, así como han llevado y resistido los días.
Lograr esa intimidad con las mujeres de Paritilla fue un proceso, contó Pilar Moreno a la audiencia del IFF Panamá, que el 2 de diciembre vio la película en el Museo del Canal. Tuvieron que hacer varias visitas y conversar con ellas muchas veces.
Ana Endara comenta que en las primeras charlas difícilmente ellas hablaban de sí. Un gesto representativo del papel que han asumido, el de una figura que está detrás, cuidando, mirando y pendiente de todo, pero en silencio para que otros puedan brillar: sus maridos, sus hijos.
Una vez ganaron su confianza las mujeres empezaron a hablar y a contar. Aceptaron acomodarse frente a una cámara y estuvieron de acuerdo con la extraña propuesta de la producción del documental: que todas usaran un traje igual, inspirado en uno que Senobia usó hace 20 años cuando Pilar la conoció. Le pidieron retratarla y la dueña del museo dijo que le dieran un momento y regresó con un vestido que consideraba apropiado para una foto. Hecho por ella.
Esa, más o menos, es la historia que las creadoras del filme cuentan cuándo los espectadores le preguntan por qué todas llevan un vestido celeste de florecitas. Otras interrogantes que suelen hacerse es cómo lograron la confianza de las mujeres, cómo conocieron a Senobia y la que no falta es: ¿existe el museo todavía?
El filme recibió capital de Ibermedia y del fondo de producción documental del concurso Nacional Fondo Cine del Ministerio de Cultura de Panamá, además en 2021 ganó el Work in Progress del Festival Internacional de Cine de Costa Rica (CRFIC). Su productora es Isabella Gálvez.
Para su tranquilidad haga su propio museo se presentó en el Festival de Cine de Panamá, IFF Panamá. Llega a las salas de cine el jueves 8 de diciembre en Cinepolis.
Y no, el museo no existe más en Paritilla.
El museo ahora es la película. Y viaja por el mundo.
Pieza recreada del museo de Senobia. Ella creaba objetos con los materiales que tenía a mano, incluso cosas que otros desechaban. Foto: Cortesía.