El 19 de enero se estrena en las salas comerciales de Panamá Tito, Margot y yo, el nuevo filme que logran juntas Mercedes Arias y Delfina Vidal. Además de las dos cineastas, varias otras mujeres participaron en esta producción, entre ellas: la bailarina Maruja Herrera, que interpreta a Fonteyn, y la fotógrafa Alexandra Henao. Otra mujer, Pituka Ortega Heilbron, directora del IFF Panamá, eligió esta película para cerrar el festival de cine en diciembre.
Tito y Margot son los nombres de la pareja conformada por Roberto Tito Arias (1918), diplomático, periodista, político e hijo de Harmodio Arias Madrid, y Margot Fonteyn (1919) bailarina inolvidable del siglo XX. Tito era tío de Mercedes Arias. Solo los vio una vez. Como a muchos, la historia de amor de ambos le parecía fascinante.
No era un relato sin contar, expresa Mercedes. En Youtube se pueden encontrar muchos videos sobre ellos. La propia Margot Fonteyn dejó una autobiografía donde relata cómo conoció a Tito, cómo él le propuso matrimonio aún casado y cómo estuvo junto a él durante la planificación del golpe de estado que intentó hacer, con el apoyo de Fidel Castro, contra el presidente Ernesto De La Guardia en 1959.
En 1964, Tito Arias fue objeto de un atentado en vía Brasil con Calle 50 que lo dejó en silla de ruedas, lo que cambió su vida y la de Margot. Desde ese momento su asistente personal Buenaventura Medina, se encargó de acompañar a la pareja en su día a día y en sus frecuentes viajes para atender las necesidades de movilización de Tito.
Margot Fonteyn siguió bailando. Superaba los 40 años de edad cuando brillaba en los escenarios junto al prodigioso bailarín ruso Rudolph Nureyev, quien tenía 20 años menos que ella.
Su esposo, en silla de ruedas, la acompañaba a sus presentaciones. Viajaban constantemente. De esa época es una de las fotos favoritas de Mercedes Arias que refleja la relación de ellos: un retrato tomado en el camerino en el cual Margot se ve sentada frente al espejo con su vestido a medio cerrar, y Tito Arias la mira sonriente desde su silla de ruedas.
Tito y Margot estuvieron juntos 34 años, hasta la muerte de él en 1989. Ella falleció, dos años después, en 1991. Los restos de ambos están juntos en suelo panameño. Era el deseo de Margot.
Mercedes Arias quería aportar otra mirada a esta historia, una desde Panamá y contada de la mano por la propia Mercedes por eso el filme que en principio se llamaba Tito y Margot pasó a ser Tito, Margot y yo.
Hacía falta la danza
En 2020 con el mundo en pausa, Delfina y Mercedes encontraron espacio para revisar el material que ya habían filmado del proyecto. Un proyecto para el cual decidieron que era necesario grabar en Nueva York, Londres y a orillas del Pacífico panameño. En estos lugares se desarrolló la vida juntos de la pareja. Sometieron su proyecto a diferentes concursos que les permitieron fondos y formación para encontrar cómo contar la historia. En 2017 obtuvieron el premio Fondo de Cine de Panamá y en 2018 fueron seleccionadas por Docsbarcelona.
Mercedes Arias cuenta que no querían hacer un documental convencional que solo empleara imágenes y pietaje de archivo, tampoco veían factible recrear escenas con actores.
“Un documental es una historia. Nos dimos cuenta de que esta debía ser contada a través de la danza”, explica Delfina. Fue allí que entró Maruja Herrera. Ella iba a ser la encargada de protagonizar los perfomances que representaban momentos claves en la vida de Margot y Tito: como cuando se conocieron o cuando tuvieron que enfrentar juntos el atentado que lo dejó en silla de ruedas.
La ex primera bailarina panameña cuenta que Mercedes Arias, la contactó luego de ver en Instagram una foto de ella vestida con una pollera blanca. Existe un retrato de Margot Fonteyn empollerada.
Cuando sostuvo su primera reunión con las cineastas, Maruja estaba justo entrenando para volver a escena, después de su retiro. Al oír esa respuesta le propusieron encarnar el espíritu de Margot en el documental.
Maruja Herrera representa a Margot Fonteyn en la producción.
Aceptar el reto ilusionó a Herrera, pero también la intimidó. De niña, mientras estudiaba danza, escuchaba a sus maestros hablar con admiración de Margot. Ya de adulta, tal como lo hicieron todos los miembros del ballet nacional, Maruja asistió al sepelio de Margot en 1991. Tendría mucho trabajo por delante.
Para prepararse contó con el apoyo de la bailarina Carla Lozano y de Valentino Zuchetti, este último es el bailarín que interpreta a Tito y quien realizó las coreografías. En una actuación como ésta el objetivo no es imitar ni parecerse al personaje original, para Maruja lo que hace es un homenaje.
“El reto me tomó por sorpresa y me dejó con una mayor admiración por la grandiosa e inigualable Dame Margot Fonteyn”, expresa la bailarina quien ve en este proyecto una forma de honrar el amor por la danza y la vida de esta increíble bailarina.
La otra historia de amor
El filme recrea la historia de amor de Tito Arias y Margot Fonteyn a través de las voces de personas que los conocieron. Para eso fue fundamental la participación de la familia.
Querube y Roberto Arias Solís evocan a su padre, su carisma y talante único que lo convirtieron en un hombre que fue por el mundo haciendo amigos como el actor John Wayne o el magnate griego Aristóteles Onassis. También amaba la política y eso lo llevó a fraguar un golpe de estado fallido que le valió el exilio.
El lograr este proyecto también fue posible por todo el material documental que Mercedes pudo obtener de retratos de álbumes familiares, 14 para ser exactos que narran la historia de estos personajes y también de parte del siglo XX.
Buenaventura Medina aporta a este relato sus experiencias como testigo del amor de la pareja y los desafíos que enfrentaron juntos.
Aunque la historia de Tito y Margot parece perfecta para un relato romántico, lo cierto es que tuvo muchas aristas desde el principio, cuando Tito decide dejar a su esposa para ganar el corazón de Margot, quien se resistió al principio. Incluso después de estar juntos no todo fue perfecto. Tito nunca dejó de ser un seductor y hasta fallecer tuvo otros amores.
Mercedes y Delfina se sienten satisfechas por el resultado del filme. Por lo que han logrado mostrar. No agregan juicio de valor, eso se los dejan a la audiencia que espera asista a ver la película.
La cineasta en una foto familiar junto a Margot Fonteyn y Roberto Arias, su tío.