Este año, quisimos explorar la tradición de los tamales desde el punto de vista culinario de una experta en el tema: la señora Marbelis Rodríguez, una mujer oriunda de la provincia de Veraguas, quien se dedica a la producción de tamales exclusivamente en épocas navideñas. Su trabajo es un ejemplo de cómo las tradiciones familiares pueden convertirse en pilares de la cultura y la gastronomía.
Un legado familiar que perdura
En una entrevista a ELLAS realizada en su residencia, sitio donde se realización la producción de tamales, Rodríguez contó que su receta ha sido transmitida a través de dos generaciones: ella la aprendió de su madre; y esta, de su bisabuela.
Recordó cómo durante las épocas de diciembre su familia solía reunirse para preparar esta receta. Marbelis es la quinta de siete hermanos, por lo que cada uno cumplía un rol específico en esta labor. Los varones, generalmente, se ocupaban de buscar leña para prender el fogón, donde se colocaba la olla para hervir los tamales. Mientras tanto, las mujeres de la familia se encargaban de amasar, picar guisos y amarrarlos. Una vez los tamales terminaban de hervir, ellos bajaban los calderos del fogón.

Proceso de cocción de tamales.
Entre risas, comenta que cada integrante tenía su propio “departamento” de labores y, aunque era un trabajo agotador, no solo disfrutaban de comer los tamales, sino pasar tiempo juntos preparándolos.
Pero no fue hasta muchos años después que esta labor se convirtió en negocio. Explica que todo comenzó como una sociedad familiar para recaudar fondos para las festividades de diciembre. Con el tiempo, esta actividad se consolidó como una tradición navideña en su hogar.
Hoy en día, junto a su familia, Marbelis elabora alrededor de 800 tamales por temporada. Menciona que en su casa viven cinco personas: sus tres hijos varones, su esposo y ella. Entre todos dividen el trabajo para sacar adelante esta labor. Comenta que hay días donde no duerme para poder cumplir con los pedidos de estas épocas, atendiendo a una fiel clientela que espera ansiosa sus deliciosos productos.
La organización detrás de la producción
Cuando se le preguntó cómo se prepara para estas fechas, la cocinera explicó que trabaja únicamente bajo pedido y según la cantidad de encargos, realiza las compras necesarias y organiza el trabajo.
La preparación comienza una noche antes, lo que le permite entregar los tamales frescos y a tiempo en la mañana siguiente. Igualmente prepara pequeñas cantidades de tamales que congela para que el trabajo no sea tan pesado cuando se llegue la fecha de entrega.

Tamales en diferentes tamaños
Asegura que en Navidad la demanda es significativamente mayor que en Año Nuevo. Elabora hasta 600 tamales para temporada navideña, mientras que para año nuevo la cantidad ronda los 200, entre grandes y pequeños, ya que ofrece diferentes tamaños según lo que el cliente solicite.
Los precios varían según el tamaño y el tipo de tamal, ya sea de puerco o de pollo. Incluso, ofrece opciones personalizadas, permitiendo a sus clientes elegir ingredientes específicos para adaptar la receta a sus gustos.
Tamales en diferentes tamaños.
Pedidos personalizados y únicos
Marbelis ofrece opciones variadas según las solicitudes de sus clientes. Explica que algunos prefieren los tamales sin pasitas, mientras que otros especifican las piezas de pollo que desean incluir a su tamal, como pechuga o encuentro. También hay quienes los prefieren con un toque picante. Para evitar confusiones al momento de entregar los pedidos, utiliza listones de diferentes colores para identificar los tamales “especiales” como ella los llama.
Entre las solicitudes más peculiares, recuerda a una clienta habitual que cada año le encarga 20 tamales con ingredientes adicionales como ciruelas pasas, pimientos morrones enlatados, guisantes verdes y petit pois. Curiosamente, estos tamales son entregados crudos, ya que así lo prefiere la clienta.

Para Marbelis esta actividad no es solo gastronómica, también es un legado que se mantiene vivo a través de las generaciones. Con cada tamal que prepara, no solo honra una tradición cultural, sino que cuenta su historia con cada bocado y la pasión con la que realiza este plato panameño.