El puño de una manga, una mano borrosa o una cremallera sin alinear, son tres elementos que han bastado para determinar que la foto que la princesa de Gales compartió por sus redes sociales había sido retocada y, al mismo tiempo, para recordar la creciente necesidad del periodismo y la verificación.
En medio de las especulaciones generadas sobre la salud de Kate, operada el 16 de enero de una cirugía abdominal de la que la casa real no ha dado más detalles, la imagen difundida por el Palacio de Kensington logró “el efecto contrario” al de reducir la desinformación, dijo a EFE el periodista y verificador de Thejournal.ie Shane Raymond.
“Mucha gente que no se preocupaba por la familia real británica ha empezado a prestar atención a la historia, como si se tratara de una telenovela con un argumento particularmente dramático”, consideró.
Su trabajo, recuerda, es hacer frente al tipo de publicaciones que surgen en este contexto, algunas de las cuales rozan las teorías conspiranoicas, en un proceso de verificación que se remonta a los orígenes del periodismo.
Verificación desde las redes sociales
Después de darse cuenta de que la imagen de Kate y sus hijos había sido manipulada, en la noche del pasado domingo, varias agencias gráficas internacionales comenzaron a eliminarla de sus servicios.
Tras difundirse la esperada fotografía tras más de un mes sin imágenes oficiales de Kate, desde las redes sociales varias personas advirtieron las incongruencias en el retrato, sometido incluso a un mayor escrutinio del habitual por la incertidumbre que rodeaba la situación de la princesa.
Para el profesor de Periodismo y Comunicación de Masas en la Universidad de Wisconsin y colaborador en el Instituto de Empresa, Lucas Graves, lo más interesante del caso es que la verificación se inició en las redes.
“Si esa imagen se hubiera compartido desde una fuente anónima, todo el mundo inmediatamente se habría preguntado si se trataba de una fotografía real”, planteó Graves a EFE.
El investigador opinó que este acontecimiento ha sido útil para que la gente conozca las exigentes políticas de difusión que tienen los medios de comunicación.
No obstante, en esta ocasión, esta limitación a la hora de publicar se contrapone al interés que supone la divulgación de una imagen retocada por miembros de una casa real, lo que plantea a su vez un debate sobre qué convierte una foto en noticia.
Correcciones en directo
Ante las múltiples historias que circulan por redes y la falta de información procedente de la fuente primaria, en este caso la casa real británica, resulta difícil discernir lo que es real de lo que no.
En este contexto entran en juego los verificadores, quienes siguen una serie de pautas que tratan de aproximarse al método científico para comprobar la veracidad de la información que reciben, por lo que, como dice Graves, no se trata de confiar en los individuos, sino en el proceso que llevan a cabo.
De hecho, para el profesor de la Universidad de Wisconsin, una de las partes más importantes del trabajo periodístico es el reconocimiento de los errores en el caso de producirse.
“No confiamos en las instituciones porque creemos que nunca cometerán errores, sino porque disponen de procedimientos para admitirlos y corregirlos”, opinó.
Distinguir qué es real
En tiempos en los que se plantea la dificultad añadida de la inteligencia artificial, a través de la que se pueden generar imágenes falsas, la verificación por parte de profesionales independientes es “esencial”, según la coalición de agencias y medios internacionales News Media Coalition (NMC).
“Estos hechos han resaltado el papel vital de la agencias gráficas independientes en capturar y revisar el contenido que distribuyen, incluido cuando se refiere a figuras de interés público tan significativo como la familia real británica”, señaló la NMC en un comunicado.
Pese a los ejemplos existentes de desinformación producidos con la tecnología actual, Graves no se aventura a definir cuáles serán los retos futuros a los que se expondrán los periodistas y verificadores en los próximos años.
“Hay un gran debate sobre si la inteligencia artificial cambiará la forma en la que trabajan los verificadores, pero la verdad es que todavía no sabemos qué pasará”, sentenció.