Recibir el diagnóstico inicial de cáncer de mama nos hace sentir triste y confundidas. Date el permiso de llorar, angustiarte, sentirte preocupada ¡y hasta con rabia!

Después de estos pensamientos y pesares, viene la acción de actitudes y aptitudes positivas que te hacen crear empatía de lo que padeces y realmente buscar todas las ayudas a tu alcance.

“¿Con quién hablar?” “¿Cómo lo hago?” “Necesito compartir esta noticia y debo buscar el momento oportuno para hacerlo con mi pareja, hijos y demás familiares”. No te aflijas, ellos comprenderán y los que tengan el firme propósito de ayudarte, así lo harán. En algunos casos el esposo o cónyuge abandona a la mujer, ya sea por cobardía o por ignorancia.

Este cáncer por ser el más frecuente en las mujeres sigue siendo el más estudiado y con mejor pronóstico de vida. Destacar la buena relación que establezcas con tu equipo médico y un tratamiento acorde al tipo de cáncer de mama que padeces brindarán mejores resultados e impedirán las metástasis. Podrás vivir muchos años más.

El apoyo familiar que recibas, desde una sonrisa, abrazos, facilidad para la alimentación, movilización y algunos gastos del tratamiento, te darán seguridad y confianza.

Llegado el momento de iniciar el tratamiento (quimioterapia, cirugía, etc.) hazlo con fe y esperanza por un mejor resultado. Cuántas personas que han padecido esta enfermedad y hoy cuentan sus historias de éxitos y sirven de motivación a quienes inician este caminar. Tú puedas ser una de ellas a futuro.

La quimioterapia es un período de tratamiento intensivo para destruir o matar las células malignas. Aconsejo hacer todas las preguntas a su médico oncólogo, llevar un cuaderno personal o bitácora de sus citas, medicamentos y efectos secundarios. Tratar de ir siempre acompañada. Procura comer todo lo que te gusta y puedas, ya que se necesita calorías para el cuerpo. Algunos centros hospitalarios cuentan con nutricionistas especializados que dirigirán recomendaciones para este período.

Ocúpate de tu bienestar personal cada día y así lograrás vencer las batallas que se van presentando. No te adelantes a ninguna de ellas, de lo contrario te traerá confusión, inseguridad y llanto. Este bienestar diario te llevará a mejorar la calidad de vida y, por ende, a superar la enfermedad.

El apoyo físico, emocional, social, espiritual y religioso (del cual nos referíamos al inicio), te permitirá encontrar un balance para sentirte segura, obtener la salud y continuar con una mejor vida.

Nunca olvides que estás viva. Agradece a Dios, a quien desees, pero agradece esta oportunidad de vencer el cáncer de mama.

Apoyemos siempre la campaña de la cinta rosada para sensibilizar a todas las mujeres en la prevención de esta enfermedad.


* La autora es dermatóloga panameña y sobreviviente de cáncer de mama.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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