Es natural que padres y cuidadores se preocupen por el tiempo de pantalla que reciben sus hijos, especialmente cuando las pantallas digitales están en todas partes, incluso en las escuelas.
La doctora Nusheen Ameenuddin, pediatra de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, comparte algunas recomendaciones para facilitar el manejo del uso de la tecnología por parte de las familias. “Lo que desearía que todos los padres supieran es que las pantallas no son ni buenas ni malas. Todo depende de cómo las usa”.
La pediatra asegura que no hay evidencia de que los programas de televisión o el tiempo de pantalla para niños pequeños tengan algún beneficio. Por lo tanto, es mejor tratar de evitar el tiempo de pantalla para niños menores de dos años, con la excepción de las videollamadas con abuelos u otros familiares.
“Para los niños de entre dos y cinco años, no sobrepase el límite de, más o menos, una hora de contenido educativo de alta calidad; lo ideal es que sea contenido con poco o ningún tiempo comercial”, aconseja.
Para niños de cinco años en adelante, esta situación es un poco más flexible. “Cuando los niños tienen cinco años o más y están en la escuela, solíamos recomendar no más de dos horas de tiempo frente a la pantalla por día de contenido no educativo. Pero entendemos que es una tarea difícil de realizar”.
Señala que a menudo, los niños utilizan pantallas para hacer tareas escolares. “Con eso, lo que empezamos a recomendar es para asegurarse de que las pantallas no están tomando el lugar de otras actividades importantes, como el trabajo escolar, las actividades físicas y, principalmente, el momento de acostarse”.
“Hay un beneficio potencial de contenido educativo de alta calidad para los niños en edad preescolar. Hay programas maravillosos que existen desde hace décadas y que están realmente enfocados en enseñar a los niños”, resalta la doctora Ameenuddin.
Afirma que un poco de televisión de alta calidad puede ayudar a los niños a aprender sobre otras personas y culturas.
“En realidad, hay un estudio realizado sobre esto, y por mucho que hablemos de cómo no queremos pasar mucho tiempo frente a las pantallas, hay un beneficio detrás de esto. Puede haber una mayor diversidad. Cuando los niños ven a niños de otros orígenes jugando entre ellos, es más probable que digan, cuando se le muestra a un grupo de imágenes, que pueden querer jugar con un niño de un contexto diferente al que están acostumbrados o de su propio contexto”.
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