Luego de contraer nupcias, uno de mis hijos se mudó con su esposa a Copenhague, Dinamarca, país hygge.

Hygge trata de la felicidad en las pequeñas cosas; cómo los daneses son una de las poblaciones más felices del mundo y cómo lo podemos ser nosotros con solo descubrirlo.

La felicidad vista desde otro ángulo, no por los bienes que se tengan sino las cosas sencillas que pueden ser parte de la vida diaria y muchas veces no son disfrutadas o apreciadas como complemento para ser feliz o tener gozo. Salga el sol o haya lluvia, siempre podemos tener momentos agradables.

La OMS define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”. Bienestar es felicidad.

Al conmemorarse el 10 de octubre el Día Internacional de la Salud Mental, nos motiva celebrar la vida con hygge.

Existe todo un manifiesto hygge, tiene que ver con el ambiente: se apagan las luces, se encienden velas; presencia: disfruta aquí y ahora; placer: café, chocolate dulce, cosas ricas; igualdad: nosotros en vez de yo; gratitud: el mejor momento para ser agradecidos; armonía: quererse como quiera que seamos; comodidad: estar cómodos; tregua: dejar la política de lado; unión: construir relaciones, el abrazo, cariño; refugio: tus relaciones son un remanso de paz y seguridad, fe en Dios.

La neurohormona oxitocina, conocida como hormona del amor o de la felicidad, juega un papel importante en hygge. Es liberada con las muestras de cariño, nos hace sentir felices y reduce el estrés, miedo y el dolor.

Es pues el hygge como el sexto sentido del que hablamos en salud mental: los sentimientos, consiste en sentirse seguro, confiar en la gente con quien estás y el sitio donde te encuentres. Es disfrutar de muchas cosas que no se compran con dinero. Desde hacer o intercambiar recetas de cocina, cómo nos vestimos, la decoración de la casa, los espacios con adornos, libros y mantas; fuera del hogar, la naturaleza, el trabajo. Es como Navidad todo el año.

Resulta para mí supremamente interesante que los altos niveles de bienestar en Dinamarca están basados en la capacidad de modelo de bienestar para reducir el riesgo, la incertidumbre y la ansiedad entre sus ciudadanos y para evitar la infelicidad extrema.

Este tema y muchos más que pueden ayudarle al desarrollo de la resiliencia, o sea, recuperarse lo más pronto que pueda a la adversidad, percibir de una mejor manera las circunstancias del diario vivir, pensar de manera positiva lo vivido, analizar y reflexionar sobre el proceso de convertirse en la persona que es hoy y desea ser.

Sobre esto abordé en mi tercer libro, que presenté este año, titulado Solsticio de invierno, salud mental y el ser persona, con testimonios, cuentos, sugerencias y otros relatos que le motivarán a ser y vivir mejor.


* La autora es docente de la Facultad de Enfermería, del Departamento de Salud Mental, de la Universidad de Panamá.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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