En el primer trimestre escolar de este año, 800 estudiantes, de entre primaria y secundaria, expresaron haber tenido pensamientos suicidas, según un estudio hecho por el Ministerio de Educación (Meduca).

La intención del estudio era evaluar la salud mental de los estudiantes teniendo como contexto la pandemia. Se hicieron 35 mil 374 encuestas en 178 escuelas.

En los últimos dos años los jóvenes experimentaron aislamiento, incertidumbre, dificultades para socializar al no poder ir a la escuela. Algunos vieron a sus padres perder sus empleos, tuvieron que mudarse de colegio o de casa; en el peor de los casos, perdieron un familiar. El impacto de todo ello se refleja en las cifras del estudio presentado por Meduca donde el 38% manifestó sentir una afectación entre leve y grave en su salud mental.

Preguntar a alguien si ha tenido un pensamiento suicida es lo correcto cuando hay sospecha de ello, dice Karen Lowinger psicóloga del Programa SanaMente de la Fundación Relaciones Sanas, dedicado a la prevención del suicidio, al diagnóstico temprano y a la proporción de apoyo gratuito. Cada año SanaMente hace pruebas a gran escala para diagnosticar a niños y jóvenes en riesgo de suicidio y darles tratamiento.

Hacer esa pregunta, tan difícil, —¿alguna vez pensaste en quitarte la vida?— no siembra la idea de hacerlo, pero abre un canal de comunicación y permite que aquella persona que atraviesa un momento difícil sepa que no está sola, que su sufrimiento no pasa inadvertido y preocupa a otros.

El suicidio es un proceso

La pregunta que salva vidas

¿Por qué lo hizo? Ha sido la pregunta usual que sigue al saber de alguien que se ha quitado la vida o lo ha intentado. Ese enfoque es incorrecto y puede dificultar la prevención.

El suicidio no se da por un solo hecho —desamor, despido, discusión— es un evento complejo y multifactorial. Cuando los factores se van acumulando aumenta el riesgo, explica la psicóloga clínica Valentina Moschella quien también es voluntaria del programa SanaMente de la Fundación Relaciones Sanas.

Estos factores, que se van sumando, pueden ser una condición de salud crónica, un evento traumático, abuso de sustancias, antecedentes familiares de suicidio, abuso sexual, situaciones difíciles en el hogar.

Saber que el suicidio no ocurre de un día para otro, que se va gestando durante meses, ofrece también la oportunidad de ayudar a la persona, para ello es necesario prestar atención a las señales que están allí. Aunque puede dar miedo verlas.

Prevención

Lo que puede hacer desde hoy

La pregunta que salva vidas

Hay esfuerzos que los adultos pueden hacer para favorecer el bienestar de sus hijos desde muy pequeños y que pueden ayudarle a enfrentar los desafíos naturales que le traerá la vida.

-Sentido de pertenencia. Asegúrese de que sus hijos tengan sentido de pertenencia. Si su hija es introvertida pero el resto de la familia no, hagala sentir aceptada tal como es. Igual sí es ella la extrovertida y los demás no lo son, no intente cambiar algo que es un rasgo de su personalidad. Esté atenta frente a las amistades de sus hijos, ayúdeles a que puedan encontrar grupos donde sean aceptados de manera sana y respetuosa.

-Abra espacios para hablar: Escuche con atención, tome en serio las cosas que a sus hijos les gustan o les disgustan. No invalide sus sentimientos.

-Acompáñelos a imaginar su futuro: esté a su lado para apoyarlos y alentarlos a abrir sus alas. Así sea algo que a usted no le encante.

Mirar las señales

Lo que siente, lo que hace, lo que piensa

La pregunta que salva vidas

La Fundación Americana de la Prevención del Suicidio presenta tres aspectos para estar atento y sospechar una posible conducta suicida, la psícologa Valentina Moschella las describe así:

Lo que siente: Irritabilidad, tristeza, pesimismo, emociones abrumadoras, desesperanza.

Lo que hace: Cambios persistentes en su conducta: Antes era muy alegre y de repente no. Variaciones notables en su apetito, cambios en los patrones de sueño; aumento en el consumo de alcohol o drogas, distanciamiento, sin motivo, de sus amistades, pérdida de interés de las cosas que antes disfrutaban. Agresión física o verbal. Conductas como empezar a despedirse de las personas o regalar sus cosas puede ser una señal de que la persona quiere cerrar capítulos porque está en su mente quitarse la vida.

Lo que dice o piensa: No siempre se puede saber qué piensa una persona, pero hay frases que pueden dar una pista: ‘me siento atrapado’, ‘no puedo más’, ‘no tengo razones para vivir’ ‘me quiero morir’. Todas esas frases deben ser tomadas en serio y buscar ayuda lo antes posible con un profesional.

Si hay una preocupación de riesgo es importante conectar con el chico o chica y buscar ayuda profesional enseguida. No es algo que se le va a pasar.

Mantener la comunicación

Pregunte y escuche sin juzgar

Apartarse o esperar que las cosas se arreglen solas no es la solución. Es importante mantener la comunicación. La psicóloga Valentina Moschella da algunas ideas para hacerlo:

Pregunte: ¿Cómo te sientes?

Escuche sin juzgar: Muéstrele a la persona que puede decir cualquier cosa.

Valide sus emociones: Exprésele que tiene sentido que se sienta así.

Exprese su inquietud: yo te amo y estoy preocupado por ti.

Aclare sospechas: Si se piensa que hay un riesgo aclararlo. Pregunte sin dudar: ¿Alguna vez has sentido que no quieres vivir?

Reitere el apoyo: Aquí estoy, te escucho. Vamos a buscar ayuda profesional. A veces que el joven sepa que tiene una persona que está para ellos es muy importante.

Qué no hacer:

‘Solo intenta llamar la atención’

Los cambios radicales en la conducta de un adolescente siempre deben ser tomados en cuenta. No se puede considerar como cosas de adolescentes que ya se le pasarán. Sí la joven o el joven expresa que quitarse la vida hay que buscar ayudar profesional de inmediato.

En momentos en que un joven está muy abrumado y vulnerable los consejos o los regaños de los padres no sirven de mucho. Hay que buscar ayuda de un psicólogo o un experto idóneo en salud mental.

El suicidio es un proceso

Mientas se gesta pasan meses

La psicóloga Karen Lowinger explica las fases en que se va gestando el suicido. Esto puede tomar meses y en ese tiempo las personas alrededor pueden actuar y ayudar a buscar ayuda.

Ideación: La persona empieza a acercarse a la idea de ‘¿y si me quito la vida?’. En principio esa idea le aterrará, pero si continúa pensando en ella llegará a normalizarla.

Planeación: Una vez la idea se normaliza la persona empieza a imaginarse cómo hacerlo. Quitarse la vida no es fácil y las personas son consciente del peligro que hay en intentar hacerlo, lastimarse físicamente, y sobrevivir. En esta fase las personas empiezan a despedirse, a regalar sus cosas, dicen frases que hacen sospechar.

Ejecución: El quitarse la vida toma tiempo. Para muchos ocurren después de muchos intentos. Los amigos y familiares nunca deben quitarle importancia — ‘lo hace para llamar la atención’— las autolesiones o los intentos de lastimarse.

Dónde buscar ayuda

Lugares

-La Fundación Relaciones Sanas. En Instagram: @fundacionrelacionessanas.

-Fundación Piero Rafael Martínez: En Instagram @fundacionpiero17. Brinda apoyo psicológico en duelo: Whastapp 6613-2799. -Te Escucho Panamá: En Instagram @teescuchopanama. Teléfono 8317600.

-Cruz Blanca Panameña: Enfocada en la prevención de adicciones y apoyo a las familias que luchan contra ellas. En Instagram @cruzblanca.panamena. Teléfono 60209825