Los niños deben ser vacunados contra COVID-19 por cuatro razones principales: para reducir las tasas de hospitalización, evitar el desarrollo del síndrome inflamatorio multisistémico, prevenir el COVID prolongado y evitar la propagación del virus. Esa fue la conclusión que integrantes del Comité de Vacunas y Biológicos de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) publicaron en una guía sobre la vacunación contra este virus en la población infantil.
Dicha guía se publicó en el marco de la 21° Semana de Vacunación en las Américas organizada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
De acuerdo a un comunicado emitido por SLIPE, el doctor Roberto Debbag, su presidente, explica que si bien es poco probable que los niños sufran COVID-19 sintomático grave, las cifras de hospitalización por esta enfermedad en estos pacientes son superiores a las causadas por otras infecciones típicas de la infancia como la influenza, la tosferina, la hepatitis A, el rotavirus, la varicela, etc.
Por esta razón, recalca la nota de prensa, los pediatras instan a los padres a mantener al día la vacunación de sus hijos contra estas enfermedades inmunoprevenibles, cuyas coberturas se han visto disminuidas durante la pandemia.
Algunos niños contagiados con el virus que causa COVID-19 pueden verse afectados por el síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (MIS-C, por sus siglas en inglés), una afección en la que se produce una inflamación generalizada y descontrolada a nivel del cuerpo que puede requerir hospitalización en unidades de cuidados intensivos. La tasa de letalidad de este síndrome varía entre el 1% y el 8%, dependiendo de las condiciones sanitarias y sociales.
Al menos un 5-10% de los pacientes pediátricos pueden experimentar el síndrome de COVID-19 prolongado, un conjunto de manifestaciones multiorgánicas que persisten por varios meses después de la infección inicial. Se ha evidenciado que las secuelas crónicas de COVID-19 incluyen fatiga, dolor muscular y articular, problemas respiratorios y falta de olfato incluso después de 3 meses de la infección.
Según un metaanálisis publicado recientemente, los efectos del Covid no solo se presentan a nivel físico, sino que también puede influir en la salud mental de los niños; en los cuales se ha visto que hasta un 31% presentan síntomas depresivos, otro 31% presentan síntomas de ansiedad, y el 42% presentan trastornos del sueño.
La Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica recalca que la vacunación contra el COVID-19 no solo protege a los niños, sino que también ayuda a prevenir la propagación del virus en la comunidad, evitando que otras variantes del virus emerjan. La vacunación protege también a personas vulnerables, como aquellos que son inmunosuprimidos o tienen otras condiciones médicas crónicas.
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