Una avenida coronada de arbustos me hacía levantar la mirada con admiración ante la belleza del verdor que brillaba frente a mis ojos al entrar a Buenaventura.
José Luis, el amable conductor que me transportaba, me contaba orgulloso cómo esa comunidad preservaba con intención su naturaleza, que los acompaña y les conecta en armonía.
En la riviera pacífica panameña se sitúa The Buenaventura Golf & Beach Resort, un lujoso hotel de playa a 90 minutos de ciudad de Panamá, donde las horas pasan entre el sonido del pacífico, naturaleza palpitante, gastronomía inigualable y una atención cálida.
Este hotel de lujo, en Buenaventura, me recibió para experimentarlo a mi ritmo durante un fin de semana y dejarme disfrutar de su comodidad y encanto de anfitrión estrella.
Desde mi suite con balcón hacia el área de piscina se dibujaba uno de los paisajes más cautivadores. En el resort hay mucho para hacer si eres como yo, que aunque disfruta mucho relajarse; también le encanta disfrutar cada lugar al máximo.
En mi primer día recorrí diferentes atracciones como su campo de golf de 18 hoyos; la marina, un puerto deportivo donde se puede disfrutar de recorridos; y el club de playa Puntarena, con piscinas, bar, comida y su salón de bambú, para eventos de hasta 400 invitados.
En mi paseo también conocí la capilla La Ermita, frente al lobby del resort y a un costado de un árbol de corotú de más de 100 años y que suele ser la opción predilecta de las parejas para casarse.
Para almorzar ese primer día como huésped y mi cita era en El Faro, un complejo frente al mar con piscinas, bar y restaurante con un menú de sabores e ingredientes locales bien pensados. Durante esa tarde probé uno de los 26 deportes acuáticos que se pueden hacer en ese lugar. Con emoción y sin miedo di un paseo en jet ski, moto acuática que aprendí a usar ese día gracias a las instrucciones bien dadas del encargado.
No hay punto final mejor marcado que una noche de sushi después una tarde en la playa. The Buenaventura Hotel cuenta con siete restaurantes. Tai Kai, de fusión japonesa, fue mi elección para cenar el sábado por la noche y disfrutar su menú de rollos frescos y coctelería de primera.
Mi plan de domingo en el resort era de relajación. Una mañana en la piscina, luego de disfrutar de un delicioso desayuno de room service, marcaba la pauta del día.
En el almuerzo conocí Mansa, otro de los restaurantes, famoso por su gastronomía internacional que incluye platos como tartar de atún con concolón y su famosa pizza de camarones.
Esa tarde me esperaba una cita en el Corotú Spa, donde recibí un masaje estilo sueco para aliviar el estrés; para luego disfrutar del área de hidroterapia con sauna, baño de vapor y jacuzzi.
Ver en el atardecer del domingo en la playa de Buenaventura, con una margarita en mi mano y el sonido de las olas, se lee como un sueño de verano que se vuelve realidad durante una estadía en The Buenaventura Hotel, la perla del pacífico panameño.
