30 horas de recorrido separaban a Panamá de Chipre. Tres aviones, una maleta apretada con piezas de verano en su interior y la ilusión de un crucero por el Mediterráneo viajaban conmigo hacia mi primer destino de este viaje soñado.
Royal Caribbean regresa a Panamá luego de nueve años. A nuestras costas caribeñas llega capitaneando el Rhapsody of the Seas, el crucero más viajero de su flota, donde las vacaciones se viven así, como uno se merece.
Como adelanto de lo que trae el regreso de la línea de cruceros a nuestro país, Royal Caribbean nos invitó a un recorrido a través de las islas griegas a bordo de Rhapsody of the Seas; que se encuentra terminando de realizar itinerarios en Europa para luego zarpar hacia Panamá con la mejor experiencia en altamar, partiendo desde diciembre desde los puertos de Colón y Cartagena, Colombia.
En Chipre, todos a bordo
La ciudad de Limassol, en Chipre, me recibió como primera parada de este viaje. Después de las horas de vuelo desde Tocumen, aterricé en el país insular, ubicado geográficamente en el suroeste asiático, donde las voces se escuchan en griego y los soles son tan picantes como el de un mediodía panameño.
El paso por la ciudad costera sería breve. Al día siguiente tomaríamos nuestro equipaje para abordar el Rhapsody of the Seas, que nos esperaba majestuoso en el puerto de la ciudad, con su encanto marino y el sinfín de experiencias dentro de su carta.
En nuestro itinerario, el crucero de Royal Caribbean nos llevaría a conocer diferentes destinos europeos en la plenitud de su verano: Rodas, Santorini, Mykonos y Atenas, en Grecia; y Haifa, en Israel. A partir de diciembre, desde Panamá, el Rhapsody of the Seas visitará países como Colombia, Aruba, Bonaire y Curazao en itinerarios de siete días y sin visa requerida para abordar.
Con un cóctel en mano y las ganas de divertirnos a tope, iniciamos nuestro viaje.
Rodas, la joya del Mediterráneo
Acrópolis de Lindos.
Abrí los ojos y ya estaba en Grecia. La primera mañana a bordo del Rhapsody of the Seas despertamos en Rodas, una isla vestida de encanto mitológico y bañada de aguas turquesas al sur del Mar Egeo.
Ahí tomamos nuestro primer Private Journey, como se conoce a las excursiones privadas que Royal Caribbean puede organizar a sus pasajeros en cada puerto, donde se encarga de crear itinerarios en el horario que gustes, con guías en tu idioma, visitando los sitios que desees, almuerzos y más.
La primera pregunta que uno se hace al pisar Rodas es sobre la veracidad de su coloso: una gran estatua al dios Helio, el del Sol, que se dice que fue construida en ese lugar (cuyo tamaño pasaba el de la Estatua de la Libertad) pero cuyas evidencias de su existencia se han puesto en duda por las carencias de bases científicas.
Del puerto nos dirigimos hacia Lindos, la gran joya de Rodas. Este es un pueblo que da a sus miles de visitantes la oportunidad de sentirse, en carne propia, dentro de una postal griega. Lindos es de playa y de historia; su casco antiguo es de callejones con comercios y ofertas gastronómicas donde puedes, como yo, refrescarte con un delicioso helado artesanal mientras paseas. En la cúspide del lugar, haciendo un ascenso de 300 escalones, se encuentra su majestuosa acrópolis con los restos arquitectónicas del templo de Atenea Lindia, que data de 300 años a.c
Santorini, un sueño sobre el Egeo
Santorini es un archipiélago de islas volcánicas activas en Grecia que ni volviendo a surgir queda tan soñada.
Su belleza de paisajes desiguales sobre el abismo de su caldera se asomaba sin timidez a través del balcón de mi cabina la mañana que despertamos ahí. Porque sí, en un crucero amaneces en un destino diferente cada día.
Pusimos pie en Santorini muy temprano por la mañana porque al día le sacaríamos todo el provecho. La ciudad estaba caliente, como dejándonos saber de su esencia volcánica.
Como primera parada de nuestro Private Journey por la isla visitamos Santo Wines; un sitio donde degustamos vinos locales frente a una vista para enmarcar. Un almuerzo típico de Grecia (sí, con ensalada griega) nos esperaba en un restaurante en el centro de la turística y siempre repleta localidad de Fira.
A 15 minutos en carretera encontramos Oia, otro destino donde caminamos entre cúpulas azules y arquitectura casi colgante. Las fotos que nos tomamos en esos sitios nos dejaron sin aliento.
Mykonos, amor a primera vista
En el tercer día a bordo amanecimos en Mykonos. El sol parecía no terminar de salir cuando el ferri que conectaba el Rhapsody of the Seas con el puerto nos dejaba en la vieja ciudad. Ese resultó ser el mejor plan para evitar aglomeraciones y disfrutar de la ciudad casi en su amanecer.
Mykonos está construida en angostos callejones pavimentados y su famosa arquitectura cicládica, es un homenaje al mar y cielo griego.
Ese día podíamos organizar el itinerario en la isla a nuestro gusto. Esa libertad nos llevó a recorrer el old town de Mykonos sin prisa; perdernos y encontrarnos entre sus callejones instagrammeables; y a visitar uno de sus famosos beach clubs para sumergirnos en el Mediterráneo.
Atenas, histórica y moderna
Nuestro último destino en Grecia fue Atenas; su mítica capital, cuna de la democracia y de tradiciones mitológicas.
Desde la Acrópolis de Atenas.
Nuestro Private Journey inició en la gran Acrópolis de Atenas, corazón del país. Subiendo 285 escalones, se erige el Partenón, estructura restante del templo construido por los griegos en el siglo V a.c para adorar a su diosa Atenea, nacida ya adulta de la frente de su padre Zeus. En palabras de Anastasia, nuestra guía, en la mitología no todo se puede explicar con lógica, lo que importa es la fe. Visitamos el Museo de la Acrópolis y terminamos con un almuerzo típico en la ciudad.
Jerusalén, un día en Tierra Santa
En el penúltimo día a bordo vimos el Sol salir desde Haifa, la tercera ciudad más grande de la nación israelí. Solo días antes del inicio de este viaje, Royal Caribbean nos sorprendió anunciándonos que al desembarcar en el puerto de Haifa iríamos hasta Jerusalén, a dos horas de carretera. Nuestros ojos se dilataron por la emoción.
En nuestro Private Journey, guiados por Claudio; un guía argentino con más de 50 años en Israel, visitamos lugares como el Muro de los Lamentos; la Vía Dolorosa, que fue por dónde Jesús pasó su calvario hasta la cruz; y la iglesia del Santo Sepulcro, templo levantado sobre la piedra donde fue crucificado. Para ese día nos pidieron vestir ropa que cubriera los hombros y las piernas. Visitaríamos lugares sagrados para la fe judía, cristiana y musulmana.
La fiesta empieza en Panamá a bordo de Rhapsody of the Seas. Lo que debes saber:
Centrum principal del Rhapsody of the Seas. Fotografía cortesía de Royal Caribbean.
Panamá es un destino que para Royal Caribbean representa una gran oportunidad por su ventaja geográfica y para ofrecer su experiencia en altamar a pasajeros sin necesidad de visa. En una entrevista previa con revista Ellas, Alberto Muñoz, AVP de Royal Caribbean para la región, contó que uno de sus objetivos era que la línea de cruceros regresara a Latinoamérica para ofrecer un producto accesible sin visa, como Panamá. “Llegué con mi lista de Santa Claus a pedir las bebidas ilimitadas y el Wi-Fi en el barco, pero solo me daban una. Pregunté a varias agencias de viaje: ‘si tuviéramos que ofrecer alguna de las dos, ¿Cuál sería? Todos respondieron que el paquete de bebidas, sin excepción”, contó Muñoz.
El paquete de bebidas en el Rhapsody of the Seas es un adicional que disfrutamos muchísimo durante nuestro viaje por las islas griegas. La carta de coctelería, de bedidas con o sin alcohol, es amplia y deliciosa en cada sorbo. Este beneficio se obtiene al hacer tu reservación en el sitio web royalcaribbean.com y elegir la opción “tú eliges el camarote” cuando estas escogiendo tu cabina para las vacaciones.
Para esta temporada el crucero tendrá salidas desde Panamá y Cartagena, Colombia. El barco cuenta con 12 cubiertas, capacidad para 2 mil personas, múltiples bares y restaurantes, piscinas, gimnasio, pared de escalar, cine al aire libre, discoteca, shopping, spa y más.