La “carne” vegetal es un producto biotecnológico obtenido por medio de plantas y es una alternativa a productos de origen animal.

Antes de entrar en el tema principal de este artículo - la relación de nuestra alimentación con el cambio climático-, debo explicar cómo la “carne” vegetal logra sustituir a la carne regular de origen animal.

Los componentes mayoritarios de la carne animal incluyen proteínas, grasas, y agua. Una planta contiene proteínas, grasas, y agua… entonces, ¿podrían las moléculas de origen vegetal sustituir las de origen animal? Claro que sí.

La elaboración de “carne” vegetal es fácil de explicar en tres pasos principales.

Primero están los cultivos como fuente de materia prima. Luego, se procesan esos cultivos para eliminar las partes vegetales no deseadas. En esta segunda etapa conseguimos los ingredientes necesarios para la “carne”. Finalmente se arma la mezcla para pasar al proceso de fabricación donde se crea la textura muscular que tiene la carne normalmente.

Bioquímicamente estos dos tipos de carne son parecidos, pero difieren en los metabolitos.

¿Qué son los metabolitos? son unas moléculas que participan en procesos metabólicos dentro de nuestro cuerpo, tal como la digestión alimenticia y de nutrientes.

Según una investigación del Instituto de Fisiología Molecular de la Universidad de Duke, las carnes de distintos orígenes tienen un 90% de metabolitos diferentes, la carne regular tenía 22 metabolitos exclusivos y la “carne” vegetal 31.

Algunos expertos afirman que el balance ideal para la dieta humana y un mejor funcionamiento del organismo sería la complementación de alimentos de origen animal y vegetal, lo que esperamos ver en futuras investigaciones y poder implementarlo en nuestra vida cotidiana.

Pero, ¿qué pasa si sustituimos la carne tradicional por “carne” vegetal?

Según un informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés), elaborado por más de 100 científicos, el alto consumo de carne vacuna y productos lácteos está alimentando la crisis climática, ya que trae consecuencias que recaen en la liberación de gases invernaderos (metano, dióxido de nitrógeno) y deforestación masiva.

La agricultura, desforestación y otros usos de la tierra son responsables de aproximadamente 25% de las emisiones de gases de invernadero relacionadas con acción humana, de acuerdo al informe.

Al sustituir aproximadamente el 20% del consumo mundial de carne bovina y de cordero, que contiene proteínas microbianas, podríamos reducir a la mitad la deforestación y emisiones de dióxido de carbono.


Pero, ¿contribuye realmente reducir el consumo de carne vacuna si es sustituida por una de origen vegetal que también es cultivada en tierra deforestada?


Realmente no existe nada contra los alimentos de origen animal, es más, contienen los nutrientes necesarios para nuestro desarrollo; pero si queremos seguir consumiéndolos, debemos encontrar una manera de producción más resiliente, sostenible y de baja emisión en conjunto con protección y regeneración de bosques.

El cambio no solo debe provenir de nosotros, sino de los encargados de dirigir el sector primario.

Lo que podemos hacer como comunidad, nación y pobladores del mismo planeta; preocupados por la situación climática actual y futura, es educarnos en temática ambiental y con esto informar inclusivamente a los panameños; creando una concientización y responsabilidad conjunta, y así, poder elevar la preocupación colectiva a los gremios del sector primario.