1. ‘Por suerte es ese cáncer y no otro’. No minimice lo que la otra persona está pasando.

2. ‘¡Pero qué delgada estás! Te envidio’. Llamar la atención sobre los cambios físicos de la persona, si ella no le ha preguntado no es ningún halago.

3. ‘El cáncer no existe, es un invento de las casas farmacéuticas…’. Además de estar propagando una mentira, minamos la confianza del paciente hacia su doctor, algo que es fundamental.

4. ‘No estés triste, la vida sigue’. Aunque está bien intentar animar, también hay que respetar el derecho que tiene la persona a vivir su propia pena.

5. ‘Toma té de… ’. Sin darnos cuenta abrumamos con este tipo de recomendaciones no pedidas. Es el oncólogo quien proporciona al paciente el tratamiento.

6. ‘Mi tío tuvo eso mismo y se murió’. Cuando no se puede decir algo alentador, es mejor callar.

7. ‘Eso te pasó por fumar’. ¿En serio cree que la persona ya no lo pensó? Los pacientes de por sí sienten culpa, no hace falta agregarle más.

8. ‘Y eso que tú te cuidabas tanto, comías bien y hacías ejercicio…’. Estilos de vida saludables ayudan a prevenir, pero muchos otros factores intervienen.

9. ‘Tienes que ser fuerte’. No tienes idea de lo fuerte que ya está siendo esa persona.

10. ‘Mientras hay vida hay esperanza’. Para enfermos terminales y sus familiares la esperanza ha cambiado, no es vivir más, sino tal vez con menos dolor y aprovechando cada minuto.

11. ‘Los milagros existen’. En vez de intentar dar falsas esperanzas, ayude: ofrezca hacer las compras, ir a la farmacia, pagar las cuentas o cuidar a los niños.