1. Eres el traductor no oficial de la familia.

2. No puedes recordar en qué idioma estaba una película. Y eso que la acabas de ver.

3. Empiezas a olvidar palabras en tu idioma principal. Qué casualidad, siempre cuando importa más.

4. Puedes ver básicamente lo que se te antoje. Pero solo puedes recomendar una parte.

5. En un matrimonio, te encuentras hablando español a la izquierda, inglés a la derecha y francés con el vecino de enfrente.

6. Después de hablar con alguien por cinco minutos, te das cuenta de que no te entendió nada. Estabas hablando en francés.

7. Eres extranjera cuando te conviene: “Sorry, no hablo español”.

8. Y si eso no funciona siempre tienes un backup: ”Désolée, je ne parle pas anglais”.

9. Puedes hablar con cualquier persona que conozcas. En un viaje conociste a un ucraniano en el avión, un francés en el aeropuerto y una colombiana en la fila de espera.

10. Tus apuntes son una mezcla de cuatro idiomas: español, inglés, francés y dibujo.

11. No puedes esconder tu acento. Cada vez que dices algo, te preguntan: “¿De dónde eres?”.

12. Creas un nuevo idioma que solo tú comprendes. Las palabras no existen, pero son la traducción de las que están en tu mente.

13. Escribiste este artículo originalmente en inglés. Tu mente ya no piensa en español.