Esta no es una reunión para socializar. Y una vez terminado el intercambio de saludos y el parloteo entre amigas, la presidenta del grupo se asegura de poner orden y entrar en materia. Las Bookies, como se autodenomina este club de lectura, se toman las discusiones en serio. “¿A quién le gustó el libro?”, pregunta Millie Bettsak, quien fundó y dirige este círculo. Las manos alrededor de la mesa se disparan hacia arriba y así se abre la sesión.

Un club de lectura es una agrupación de personas que lee al mismo tiempo un libro. Cada quien lo hace a su propio ritmo y espacio, pero acuerdan un lugar y fecha de encuentro para comentar lo leído, hablar del autor de la obra, analizar el estilo literario, la trama, los personajes e intercambiar opiniones, entre otras cosas.

Es una actividad atractiva porque fomenta la lectura de una manera estimulante. El intercambio de opiniones enriquece el entendimiento que cada quien sacó en solitario. También es eficaz para alentar el hábito en aquellas personas que difícilmente leen, o en quienes empiezan un libro y lo dejan a medio camino, porque se ocuparon en otras cosas.

En Panamá hay varios clubes, como el de las Bookies. El libro que ellas van a discutir en este encuentro es Peony, de Pearl S. Buck. Millie calcula que, en los cuatro años que llevan de haberse conformado, se han leído unos 60 libros. “Para gente que antes no leía nada, es una cifra importante”, subraya orgullosa.

El club nació por su iniciativa. Le dijo a cuatro amigas y cada una de ellas invitó a cuatro más. Actualmente son 24 bookies, pero a las reuniones mensuales llegan entre 12 y 14 personas. “La idea es discutir el libro de verdad”, explica Millie. “Para hablar trivialidades, mejor salir a almorzar”.

En un principio, ella se preparaba con fichas, llevaba preguntas. Pero con el tiempo cambió a un enfoque más ligero, pero sin perder de vista el objetivo que las une. “He sacado a gente del grupo por no leer. Si vas a estar en un book club, tienes que dedicarte”, recalca.

El día de la discusión se sugieren libros para el próximo encuentro. Pocas veces llegan a un consenso, pero al final la presidenta escoge uno o se hace votación. Se trata de que el libro tenga algún valor histórico, para aprender algo adicional. “Que sea chévere, pero que tenga contenido”, dice Millie. Algunos libros gustan a todas y hay otros que a nadie gustó. Pero eso no importa. “Parte de la experiencia es venir, discutir y decir por qué no te gustó”, explica Millie, que tiene por política que si un libro no la engancha, lo deja. Pero con el club de lectura se empuja a terminarlo para discutirlo.

Clubes de lectura en Panamá: leamos a la vez

Clubes de lectura en Panamá: leamos a la vez

Las actividades de este club van más allá que simples discusiones. Para la Feria del Libro leyeron la obra del autor invitado, el israelí Eshkol Nevo, y coordinaron una charla privada con él. En otra ocasión hicieron una videoconferencia con Rochelle Weinstein, la escritora estadounidense de Somebody’s Daughter.

Aunque el objetivo es centrarse en el libro, de vez en cuando se las ingenian para hacer reuniones más dinámicas, como cuando leyeron The Rent Collector, historia que se desarrolla en un vertedero en Cambodia. Para la discusión, ambientaron la casa como si estuvieran allá.

Para las Bookies, esta ha sido una oportunidad de leer obras que de otro modo no hubieran conocido, sumergirse en sus historias, abrirse a otras perspectivas y conocer gente nueva. “Me encanta leer, pero no lo estaba haciendo. Entrar al club ha sido una herramienta para retomarlo”, admite una de ellas.

Un espacio para crecer Ana Lucía Herrera, conocida por muchos como presentadora de televisión, tiene otra faceta: la de coach espiritual. “Trabajo transformación, apertura de conciencia y crecimiento personal”, explica. A partir de eso creó Book Club con Ana Lucía Herrera, en el que propone libros que le han servido a ella.

“Cero religión, pero libros espirituales. El poder de la hora, de Eckhart Tolle; Volver al amor, de Marianne Williamson; El universo guarda tus espaldas, de Gabrielle Bernstein; y Conversaciones con Dios son algunos que me hicieron ver la vida de forma diferente”, explica la comunicadora, cuya iniciativa lleva un año. Su club se reúne dos martes al mes en El Hombre de la Mancha, para que los interesados puedan ir y participar gratuitamente. “A veces van 20 personas, a veces 5, otras 25. Uno nunca sabe, pero yo sigo ahí, con mis libros, con aquellos que han sido importantes en mi crecimiento personal”, puntualiza.

Clubes de lectura en Panamá: leamos a la vez

Clubes de lectura en Panamá: leamos a la vez

En Panamá sí se lee

La mamá de Kathia Arjona la acostumbró a leer desde pequeña. “Siempre leía cuentos de pasta dura, me gustaba ver esas imágenes coloridas, y me transportaba a diferentes lugares con mi imaginación”, rememora Kathia, que labora en la Superintendencia de Seguros y Reaseguros.

Hace un año, su deseo de compartir con otros su pasión por la lectura y unir personas afines la llevó a fundar Los Cazalecturas. “A veces tengo una opinión de un libro y no sé con quién intercambiar mis ideas. Quedé sorprendida porque, a pesar de lo que se dice, en Panamá sí leemos”.

Este club, que ahora cuenta con unos 20 integrantes, todos profesionales en distintas ramas, se reúne cada dos meses desde septiembre de 2018.

Los Cazalecturas también usan el club como una manera de comprometerse con este hábito, porque llegada la fecha de encuentro, todos quieren estar preparados para la discusión.

“Ha pasado que algunas personas dicen ‘no terminé’, pero a pesar de eso van a las reuniones, y cuando nos ven hablando los capítulos que les faltaron, se llevan el compromiso de terminarlo. Pero nadie ha faltado por no haber leído”, subraya Kathia. “No les digo que no vayan, porque no quiero poner limitaciones”.

Clubes de lectura en Panamá: leamos a la vez

Clubes de lectura en Panamá: leamos a la vez

El grupo se nutre mucho del conocimiento en historia de varios de sus participantes y sus propuestas de lectura. “El último libro, Pueblos perdidos, de Gil Blas Tejeira, nos gustó mucho. Trata de la historia antes de la construcción del Canal de Panamá y todo el sacrificio que hubo por parte de los grupos nativos. Gracias a esa recomendación hoy sabemos más de nuestra historia nacional”. Otras obras que recomienda son El caballo de oro, de Juan David Morgan, y La ciudad de las bestias, de Isabel Allende.

En sus reuniones, cada quien tiene una opinión distinta. “A veces coincidimos, a veces no. La idea es comentarlo libremente. Estas reuniones no duran más de dos horas, y las únicas reglas son leer el libro, participar y fomentar la lectura”.

Además, intercambian libros, también los donan, y están conectados con todas las redes literarias. A futuro quieren involucrarse con obras sociales y llevar los libros a los rincones donde aún no llegan.

Un dato curioso de los Cazalecturas es que todos muestran predilección por los libros impresos, tocar y pasar sus hojas, en vez de los formatos descargables. “Me gusta subrayar. A todo lo que me llama la atención le pongo ganchitos”, admite Kathia.

Sin importar el formato, es gratificante ver cuánta gente lee en Panamá.

Organiza tu propio club de lectura

Cómo empezar

1. Escoge tres personas y que cada una de ellas invite a tres más para armar un grupo inicial. Limiten la cantidad a un número cómodo para recibir en una casa. Ten en cuenta que, entre más gente, más difícil es ponerse de acuerdo y mantener el orden en las discusiones.

2. Establezcan desde un principio las reglas de su club: cuántas veces al mes se van a reunir, dónde, cuándo, y las expectativas que tienen.

3. Para elegir el libro, hagan una lista con varias propuestas y de ahí elijan por medio de una votación. También pueden turnarse y que cada mes sea uno de los participantes quien elija el libro de la próxima reunión.

4. Si los encuentros no van a ser en una librería u otro sitio público, y serán en una casa, dividan las responsabilidades, para pasar además un rato ameno. Pueden llevar bebidas y picadas (que no requieran el uso de cubiertos).

5. Para reuniones más divertidas, pueden ser temáticas. Por ejemplo, si es un libro ambientado en Inglaterra, hagan una hora de té.

6. En las reuniones, eviten distracciones y mantengan los celulares apagados, o por lo menos en silencio y fuera de la vista.