Alina Carrasco, diseñadora de interiores de Alcalina Studio, comparte fotos de su último proyecto: su casa en Arraiján, un espacio de solo 50m2, con vista a hermosos atardeceres, que no tiene lujos, pero sí mucha esencia.
La especialista (Instagram: @AlcalinaStudio) recalca que no se necesita un presupuesto grande para tener un hogar lindo y acogedor.
Ella aconseja limpiar los espacios. “Usa y quédate solo con lo necesario. Entre más desalojado el espacio, más sensación de amplitud”.
Por otro lado, afirma que la naturaleza es clave. “Dice la diseñadora Ilse Crawford que vivimos en una era digital, y el ser humano está sediento de contacto y acercamiento. Las fibras naturales en los espacios nos dan ese calor”.
Por último, asegura que el color es como la sal en la vida. “Un poquito de color realza todo lo demás”.
Cocina Cuando Alina se mudó, encontró la cocina tal como está ahora… o casi. Su prioridad era arreglar los pisos de la casa y construir un cuarto adicional, por lo cual prefirió destinar su presupuesto a esas cosas. La cocina la adornó con lámparas, plantas y sillas de ratán.
Convierte tu casa en un hogar
Estudio Ha sido denominado por la pareja como el “espacio amarillo”. Es un área multipropósito que cuenta con una televisión grande y que utilizan como área de trabajo y música, pues Víctor, el esposo de Alina, es percusionista. “El sillón y las paredes son blancas. El espacio no tiene casi nada de color, para poder concentrarnos, sin distraernos, y también poder relajarnos”, explica Alina. “Es bien neutral, pero le salpicamos amarillo”.
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Pasillo Para la decoradora, es importante que los espacios hablen de sus ocupantes. “Por eso ves artículos que son propios de nosotros”, afirma Alina. Exhibido en un mueble en el pasillo se encuentra la colección de autos de Víctor -quitarlo no era negociable-, unos tambores, y una hamaca y una cámara que cuelgan de la pared. En esta área de paso hay mayor saturación de elementos, pero no hay un concepto en sí. “Solo nuestros objetos favoritos, por eso no hay un color predominante”. Pero sí más plantas.
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Recámara Este fue uno de los espacios en que Alina tenía carta blanca para redecorar. La recámara tiene una pared rosada, color que enfatiza que no es solo para mujeres, y con el que admite que antes estaba peleada. Pero ahora lo usa mucho porque lo siente lleno de amor. Al igual que las otras áreas de la casa, hay muchas plantas y ratán. “Me gusta sentir la naturaleza, hace que cualquier rincón se perciba más vivo, orgánico, acogedor”, manifiesta. “Mi objetivo es que los espacios siempre sean súper relajados, acogedores, fáciles. Que se sientan cómodos. No un espacio tan perfecto o lujoso que no te puedas sentar ni trepar los pies”.
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Sala Los sillones grises eran de su marido, y no la dejó cambiarlos. “He tenido que negociar qué puedo quitar y qué no”, exclama Alina. Un acento que le imprime carácter a la casa es una puerta verde pistacho que les regalaron y restauraron. “Me encanta el azul y por eso pintamos la pared de ese color”. Aunque es una tonalidad que pudiera comprometer el espacio, se trata de una pared pequeña, por lo que no oscurece la casa. La pieza estrella es una silla reciclada que el papá de Alina le rescató en Tumba Muerto. “Arreglamos la madera, cambiamos el cojín y la tapizamos con una tela de la diseñadora británica Kitty McCall”.
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