Querube Arosemena Dutari es una modista oriunda de Soná, en la provincia de Veraguas. Al mudarse a la capital, hace más de 26 años, comenzó a bordar camisitas y ropa para bebés. Con el pasar del tiempo comenzó a explotar poco a poco el talento que heredó de su madre y abuela.
En julio del año pasado, Querube se encontraba en casa trabajando los pedidos de unos clientes cuando el padre Carlos Mejía, párroco de la iglesia Santísima Trinidad, a la que ella acude, le comunicó que Yadira Jiménez, encargada de la organización de los ornamentos para la visita papal, quería una reunión con ella. “Le llevé mis trabajos a la señora Yadira y me dijo lo que tenía que hacer. Comencé a coser casi de una vez. Fue algo muy espontáneo”, comentó entre risas.
Inmediatamente después de esta reunión, Querube comenzó a escoger los diseños que iba a utilizar. La fecha de entrega del trabajo era en noviembre, lo que le daba un tiempo de 4 meses para trabajar. “Sinceramente no estaba muy familiarizada en esto. Comencé a investigar y bosquejar. Luego de tener algo hecho, se lo entregué al padre Carlos para que lo supervisara. Lastimosamente el primer diseño que escogí no era el adecuado y me sugirió usar la flor de lis, que es la flor oficial del vaticano, y lo cambié de una vez”.
De ropa de bebé, a ornamentos del papa
Durante los cuatro meses de preparación de los ornamentos para el papa Francisco, a ninguna de las modistas y sastres participantes se les permitió tomar fotografías o comentar en qué trabajaban.
El calado de ocho pulgadas y el bordado de la estola, una de las piezas que Querube trabajó, se elaboró con tela holán de hilo y madeja de mesé de alta calidad. La tela fue proporcionada por Yadira Jiménez, quien forma parte de la curia. Todos los materiales fueron comprados en Panamá, específicamente en sederías de Calidonia.
“Cuando vi la tela con la cual iba a trabajar, me pareció una elección adecuada. Anteriormente había trabajado con ese material, es muy bueno y exclusivo. Los hilos los compré yo”, añadió Querube, quien detalló que de las demás piezas que confeccionó están el alba blanca en su totalidad, la estola y las dos mangas. Todo fue realizado completamente a mano.
Un secreto pesado
El ser parte de este hecho histórico requiere alta discreción. Ninguna de las personas que participaron en la elaboración de los ornamentos del papa pudieron comentar o fotografiar los diseños en los que estaban trabajando.
“No pude tomar fotos, salvo una donde no se ve nada. Desde el principio me dieron instrucciones de no hacerlo. Tampoco quería y podía decir que estaba cosiéndole al papa Francisco. Era un acto de humildad y respeto, así que mantuve toda la información totalmente reservada, aun después de haber terminado. Ni mis hijos sabían lo que hacía, solo me veían de un lado a otro, cosiendo todos los días y me preguntaban qué hacía y yo, con muchas ganas de decir, nunca comenté nada. Fue un secreto pesado”, dijo la veragüense.
Yadira Jiménez, encargada de los ornamentos, se reunía con las personas de alto cargo dentro de la iglesia católica panameña para la revisión de los diseños y piezas elaboradas, donde luego se procedía a su aprobación.
“No tenía mucho conocimiento de quiénes revisaban el trabajo. Solamente me daban el visto bueno y continuaba plasmando la visión. No fue algo de dos o tres días, fueron cuatro meses de arduo trabajo donde me levantaba siempre a las 4:00 de la madrugada para ir a la iglesia a coser, y me dormía tardísimo”, confesó Querube, quien también se inscribió como voluntaria de la Jornada Mundial de la Juventud.