En marzo de este año el Museo del Canal reabrió sus puertas. Había en la entrada un medidor de temperatura; en el suelo señales para guardar la distancia y en la ventanilla indicaciones para optar por pagar sin contacto. Adentro, al visitante le esperaban también nuevas salas para conocer más de la vida en la Zona del Canal.
Durante la pandemia el museo también tuvo un relevo en su dirección. En agosto, Ana Elizabeth González Martin asumió como directora ejecutiva. Ella contó, mediante un cuestionario, sobre las nuevas salas en las que se puede conocer más de la vida diaria de quienes vivieron en la antigua Zona del Canal.
Para involucrar más al visitante hay diferentes recursos. Una nueva actividad permite, mediante el uso del teléfono celular, introducir ciertos datos, incluso una foto, para simular ser reclutado como trabajador o trabajadora en el Canal, a principios de siglo.
¿Cuáles son las nuevas salas que abrió el Museo del Canal Interoceánico?
El Museo del Canal Interoceánico da Panamá abrirá cuatro salas renovadas en un periodo de aproximadamente dos años. La primera de ellas ya está abierta. En esta sala se expone un encuentro con la cultura multirracial, con las normas y regímenes especiales establecidos y con los hombres y mujeres que dieron identidad a la forma de vida dentro de la zona del canal de Panamá.
Se trabaja en la renovación de las otras tres salas. Una de ellas contará cómo era la vida del otro lado de la zona del canal. Qué sentían y cómo vivíamos los panameños, siendo conscientes de la presencia de Estados Unidos en nuestro territorio. Una búsqueda de identidad nacional y reconocimiento internacional hasta evolucionar y llegar a los incidentes del 9 de enero y la firma de los Tratados Torrijos Carter, que serán expuestos en la tercera sala.
El aporte de las mujeres forma parte de la nueva sala del Museo del Canal
¿Qué nuevo aspecto sobre el Canal vamos a conocer?
Desde un principio el museo contó la historia de la construcción del Canal, sus orígenes, el desarrollo del Canal Francés, la participación de los estadounidenses en nuestra historia al separarnos de Colombia y cómo construyeron una de las obras mas importantes de ingeniería.
El enfoque era la historia entre Panamá y Estados Unidos durante todo ese proceso. Pero quisimos profundizar y ampliar la información mediante investigaciones que nos llevaran a contar cómo se vivía dentro y fuera de la Zona del Canal. De qué manera influía la idiosincrasia de los norteamericanos, sus normas y su cultura en los miles de trabajadores que hicieron de Panamá su hogar e incluso, cómo esto repercutía en los panameños, del otro lado de la Zona. Quisimos saber y enseñar la vida de estos miles de europeos, caribeños y asiáticos que formaron comunidades con identidad propia y que permearon en nuestra cultura y forma de vida.
¿Cómo lograron armar esta exposición durante la pandemia?
No fue fácil, pero como todos, tuvimos que reinventarnos. Los principales retos fueron lograr, mediante reuniones virtuales desde casa, visualizar y concretar la nueva exposición con todo lo que eso conlleva. Medidas exactas, revisión, corrección y precisión. También nos encontramos con el problema de la falta de materiales ya que algunos proveedores no se habían abastecido o estaban cerrados.
El aporte de las mujeres forma parte de la nueva sala del Museo del Canal
Vemos en esta exposición muchos objetos de la vida cotidiana en la Zona del Canal, ¿cómo fue el proceso de selección y de reunión de ellos?
Las piezas que se exhiben han sido adquiridas mediante donaciones, préstamos privados o de instituciones públicas, entre los que se encuentran el Museo Afroantillano de Panamá, el Ministerio de Cultura y la misma Autoridad del Canal de Panamá. Al igual, recurrimos a la cooperación internacional, estableciendo intercambios con museos y universidades en Estados Unidos de América y con archivos nacionales de Barbados y el Reino Unido. Y, por supuesto, contamos con las donaciones de particulares.
La selección de piezas se realiza mediante procesos y protocolos establecidos y que requieren de ciertos estándares y de mucha información e investigación.
El aporte de las mujeres forma parte de la nueva sala del Museo del Canal
¿Qué nos dicen de la vida en la Zona?
Hablamos sobre cómo la diversidad cultural de los hombres y mujeres que arribaron al istmo abrió el compás a un rico legado de intercambios, que impulsarían importantes transformaciones sociales y movimientos culturales dentro de la Zona y eventualmente a lo largo del país, especialmente en las ciudades de Panamá y Colón.
También contamos sobre la instauración del sistema de planillas del personal que laboraba en la construcción del canal y cómo la diferenciación de sus salarios, derechos y oportunidades marcó sus vidas, no solo mientras duró la obra, sino durante muchos años más.
Igualmente profundizamos en la participación de las mujeres en general y su peso en la estabilidad social, familiar, administrativa y laboral, lo que formó parte fundamental del éxito de la construcción del Canal de Panamá.
Hay también un espacio para la mujer afrodescendiente…
Sí, efectivamente, hemos querido dedicar un espacio de la exposición para hablar de cómo la mujer afrocaribeña no estuvo exenta de las limitaciones y segregación racial impuestas en la obra, ya que un gran porcentaje de ellas tuvo que optar por conseguir un empleo para cooperar con el sustento del hogar. A pesar de ello la influencia cultural, sus costumbres y tradiciones fueron vitales para el equilibrio familiar y social de la población bajo el sistema laboral “Silver.”
Particularmente las mujeres afrodescendientes vivieron sistemas combinados de opresión que determinaba y condicionaba su posición socioeconómica en las sociedades latinoamericanas y caribeñas y que se expresa estructuralmente como discriminación étnico-racial y de género.
En la zona del Canal, las mujeres afroantillanas fueron reconocidas por dedicarse a labores domésticas y trabajos artesanales (lavandería, panadería, etc.), durante los inicios de la construcción del Canal, también destacaron en la educación, en donde ayudaron a establecer altos estándares, sobre todo después de finalizar la obra.
Es importante que conozcamos cómo estas mujeres vieron en las organizaciones comunitarias un incentivo a sus arduas labores, pero también ante el racismo imperante en la Zona, haciendo que su rol no se restrinja a una determinada labor o representar al sostén familiar, si no igualmente a ser capaz de resistir y subvertir el sistema patriarcal y segregacionista de la Zona.
El aporte de las mujeres forma parte de la nueva sala del Museo del Canal
Háblenos del papel de estas mujeres, que por lo que podemos ver en la exposición, iba más allá del ámbito del trabajo doméstico
Situándonos en el lugar de la historia que corresponde, a principios de siglo XX la mujer no era considerada ciudadana –es decir, poseedora de derechos políticos- en casi ningún país del mundo. Vivían recluidas en lo doméstico. Su papel estaba limitado a ser madres y esposas esforzadas y no eran aceptadas en terrenos como la política, el periodismo o la literatura. A medida que avanzaba el siglo y los procesos de modernización, la mujer ocupó, cada vez con mayor insistencia, nuevos espacios.
Precisamente, uno de los objetivos es dar cuenta de los diversos roles de las mujeres en relación con hechos de la vida cotidiana en ese momento y su influencia en la sociedad de aquella época. No todas llegaron acompañando a sus parejas. Muchas, decidieron empezar de cero, encontrar oportunidades, o construir una familia y rápidamente tuvieron que adaptarse a una vida que inicialmente no fue para nada apacible. Era un territorio desconocido, lejos de sus familias y debían abrirse paso en un mundo de hombres.
Debido a la gran deserción laboral que atravesaba la obra entre 1906 y 1907, el gobierno estadounidense contrató a Gertrude Beeks Easley del Departamento de Bienestar de Empleados del Gobierno de los Estados Unidos, para investigar el asunto y sugerir mejoras a las condiciones de vida de los trabajadores. En su reporte final Beeks señaló la importancia de la convivencia social y cultural como elemento vital para mantener la fortaleza emocional del trabajador y por tanto la estabilidad laboral del proyecto. También recomendó la creación de clubes femeninos, tarea para la cual se contrató a Helen Varick Boswell de la Federación de Clubes femeninos de los Estados Unidos, quien durante su estancia creó nueve clubes femeninos cuyo trabajo se reflejó rápidamente a través de diferentes programas educativos y culturales.
Las recomendaciones de Beeks y Boswell fueron bien recibidas por la Comisión e inmediatamente se implementaron políticas de bienestar que promovieron la migración de mujeres y con ello la vida familiar en la Zona del Canal, logrando disminuir las deserciones laborales y evidenciando el rol de la mujer en la conformación de la identidad zoneíta, el estilo de vida zoneíta y el avance del proyecto canalero.
La historia de las mujeres debe no solo conocerse, sino ser reconocida siempre, y como museo de historia estamos comprometidos a compartirla y contarla.
Pude probar la experiencia de ser “contratada”’ para trabajar en la construcción. Cuéntenos, ¿qué aprendemos a través de esta actividad interactiva, sobre la vida de los trabajadores de aquella época?
Conseguir el equilibrio en el ámbito del diálogo museográfico no fue tarea fácil. Quisimos crear soportes interactivos que pudiese envolver una comunicación entre visitante y el espacio expositivo. Sabíamos que la desigualdad y el racismo en la administración de la Zona creó el escenario propicio para la explotación de obreros contratados bajo la categoría de Silver Roll, como fue el pago de salarios, o el acceso a servicios como salud y la educación. Así que quisimos plasmar esa diferencia de forma que cualquier persona que interactuara pudiera verla. Con esta y otras experiencias tecnológicas invitamos al público a sumergirse en la historia, generando una experiencia que lo sitúe en el espacio y el tiempo y lo invite al pensamiento crítico.