Plantas desde Arraiján
@alcalinastudio
Apenas en octubre pasado, la decoradora Alina Carrasco, de Alcalina Studio, había comenzado a vender plantas. Lo hacía en el Mercado Urbano, en Ciudad del Saber.
Cuando el mercado se suspendió en marzo, por la pandemia, las plantas que tenía para la venta de ese mes se quedaron en su casa. Sus otros proyectos como decoradora también se cancelaron. Se preguntaba qué iba hacer, hasta que la gente le empezó a consultar por las plantas. “Vamos a vender online”, se dijo a sí misma.
Preparó su catálogo con el programa Power Point, usando fotos que ella misma tomó con su teléfono celular. En el mismo catálogo detallaba que los pedidos se recibirían en el lapso de una semana y se entregarían a la siguiente. Ella vive en Arraiján y el 90% de su clientela está en ciudad de Panamá, por lo que solo en los días que le correspondía salir podía dejar las plantas hasta un lugar específico en la capital. Sus clientes tenían la opción de pasar a retirar sus pedidos en ese lugar o recibirlos en su casa con un delivery que ofrecía Alina a través de un amigo de la familia que tenía un taxi (su mensajero de toda la vida). Sus clientes podían cancelarle a través de Yappy o en banca en línea.
“Lo que ha salvado a Alcalina en la cuarentena han sido las plantas”, dice. En mayo hizo su tercera venta online.
Trabajar en este formato le ha requerido una labor logística, pero le ha permitido organizarse y automatizar procesos. Eso sí, pasa más tiempo “pegada” a su teléfono celular respondiendo y atendiendo clientes. Junto a ella trabaja su asistente Sofía que le apoya respondiendo mensajes por Whatsapp, correos, envío de cotizaciones y promoción de sus cursos. Antes de la cuarentena, Alina ya ofrecía asesorías online y usaba Skype con sus clientes. Ahora ha adquirido Zoom Premiun para ofrecer sus cursos online, algo que siempre tuvo en mente hacer.
A pintar por Zoom
@kawydesigns
‘Lo que salvó mi negocio en cuarentena’
La artista Claudia Pardo lleva dos meses ofreciendo talleres virtuales gratis para niños. Su local Kawy Designs, un estudio de arte y galería infantil, está cerrado desde el 12 de marzo. “Me agarró fuera de lugar, y con mucho material en el local, productos de arte, lienzos, pinturas. Tengo una matrícula de niños que asiste a clases de arte los sábados y quedaron suspendidas”.
Claudia, quien también es maestra en una escuela, comenzó a ofrecer estas clases por Zoom, pero otras mamás comenzaron a escribirle preocupadas por sus hijos en cuarentena; decidió dar talleres gratis los sábados.
Por una mensualidad, también imparte clases virtuales grupales los miércoles y clases individuales los jueves. Ofrece además sus servicios para cumpleaños y otras celebraciones por Zoom.
El material que tenía en su local se lo llevó hasta su casa y armó kits de pintura para vender a domicilio. Encontró un familiar de una de sus alumnas, que tiene taxi, para hacer las entregas.
Tuvo que ser más organizada que antes; coordinar una fecha de recibo y entrega, ajustar a sus clientes a este horario y utilizar Excel para llevar el registro de sus pedidos.
Lo que más le ha gustado son los mensajes de agradecimiento. Tras sus clases gratuitas los sábados, dedica todo ese día para responder mensajes y compartir, a través de las historias de Instagram, el trabajo que le llega de los niños.
Menú en un box
@gobepanama
‘Lo que salvó mi negocio en cuarentena’
El martes 9 de marzo, el día que se anunció la cancelación de clases y actividades en Panamá por el coronavirus, Alexandra Betancur, propietaria del restaurante Göbe Fish & Steak House, recordó enseguida una idea que había tenido hace dos años: una Göbe Barbecue Box con carnes empacadas al vacío para hacer parrillada en casa.
“Acabando la rueda de prensa [del Minsa], salí a buscar esa caja en mi taller”, cuenta Alexandra, quien es artista plástica. Visualizando el escenario que vendría, se puso enseguida a diseñar las etiquetas para mandarlas a imprimir. Contactó a la empresa que había creado esa caja prototipo y para el viernes 13 de marzo ya tenía el primer lote.
El lunes 16 de marzo, cuando su restaurante aún permanecía abierto, hizo la primera venta a domicilio de esos kits. El jueves de esa semana, por la cuarentena ante el Covid-19, tuvo que cerrar el establecimiento y cambiar la propuesta de su caja. “Nos pusimos a crear un restaurante en una caja. Agarré el menú y dije: ‘vamos a hacer paquetes y vamos a vender todo empacado al vacío’”.
Hizo tres opciones de cajas con productos congelados para que los clientes pudieran preparar en casa, más una opción para armar a gusto de la persona y un box especial cada semana. Por ejemplo, cuando se levantó la ley seca lanzaron el Wine Box. De sus 24 empleados, se quedó con seis; meseros que tenían carro o moto para hacer delivery o que vivieran cerca del restaurante. “Fue la elección más difícil que he tenido que tomar en mi vida, porque todos aportan…”.
Alexandra comenta que trabaja todos los días sin parar y hasta le ha tocado hacer Instagram Live en la cuenta del restaurante (a través de los cuales les enseñan a sus clientes a preparar los productos que ofrecen en los kits). En esta cuarentena además ha dado su apoyo a beneficio de algunas fundaciones.
De pan michita a pan ‘ciabatta’
@ednacochez
‘Lo que salvó mi negocio en cuarentena’
Hace dos años la chef Edna Cochez comenzó su blog y empezó adquirir conocimientos de herramientas digitales. Para 2019 ya tenía un newsletter, sabía usar la plataforma Canva, tenía un trípode y contaba con la aplicación panameña Cuanto para el pago en línea de sus servicios.
Entre octubre y diciembre pasado, ofreció en la cocina de su casa un curso presencial para cinco personas. Este año quería repetirlo pero no pudo por la crisis del coronavirus. En enero de este año ya se había propuesto impartir cursos en línea con ciertas lecciones claves de cocina. Toda esta preparación previa, recalca, fue su salvación cuando llegó la pandemia.
Esos cursos en línea se concretaron en marzo a raíz de la cuarentena. Lo que nunca imaginó es que se enfocaría en cómo enseñar hacer pan. “Todo el mundo me lo pedía”, expresa la chef, propietaria de Panamá Baking Factory, quien confiesa que hacer pan no es una receta fácil; es un proceso largo y complejo.
Su primer curso fue de pan michita. Lo hizo a través de Zoom. “Hice una trastada: no grabé el curso porque apagué el botón y no lo volví a prender”, rememora. Para el segundo, usó el trípode para grabar el área de trabajo con la cámara de su celular, mientras la cámara de su computadora la filmaba a ella.
Para el tercer curso optó por el formato webinar que le ofrece Zoom (pagando un poco más), lo cual le permite recopilar datos de los asistentes y tener una anfitriona (su colaboradora Andrea Flores).
Sus cursos se pueden adquirir a través de Cuanto. Una vez que la persona paga por esta vía, se le envía un correo con información de la receta y los ingredientes a comprar.
Edna también ha hecho lives a través de su Instagram para responder preguntas de sus seguidores. Actualmente ofrece un curso para hacer pan ciabatta y otro de pizza, ambos a petición de sus clientes quienes le pidieron recetas “más avanzadas”.