El festival de Cine Pobre Panalandia cumple ya cinco años. Nyra Soberón Torchía, coordinadora del jurado, habla sobre cómo trabajan con los jóvenes y los barrios. La próxima edición empieza el 27 de febrero.
¿Cómo nació el festival?
No empezó como un festival. Nació primero como Mente Pública: un grupo de cineastas íbamos a las comunidades a hacer talleres de cine. El cine era una herramienta para invitar a la gente a que se mirara, se buscara, ¿quién eres? ¿qué quieres? Más allá de la imagen que se tiene de ellos en los medios tradicionales. A la vez nosotros reflexionamos con ellos.
Nos dimos cuenta de que había que dar otro paso, necesitábamos una plataforma para esos proyectos y así nació el festival de cine pobre, una idea de Said Isaac [director del festival].
¿No fue una barrera el usar el nombre de cine pobre?
Festivales de cine pobre se hacen en diferentes partes. Lo importante es desmitificar, explicar que lo pobre no es el cine. No es cine gallo. Es un cine rico en contenido, pero que se hace con pocos recursos, hasta con un celular.
Panalandia es un proyecto para que tú puedas ir a contar, y si no quieres ir a contar puedes ir a ver. Cuando ves, sientes, piensas, y eso también importa.
Al ir a los barrios ¿qué ideas les propusieron los jóvenes?
Primero querían contar sobre el amor, pero al estilo de las telenovelas que ven por la televisión. Otros tenían ideas para historias violentas. Creo que en Panamá tenemos una costumbre histórica, de mirar hacia afuera en vez de mirar hacia dentro, para encontrarnos, para contarnos.
Y cuando propusieron ese ejercicio de mirar hacia adentro ¿qué historias salieron?
En Portobelo, Colón, hay un señor que se llama Peter. Desde chiquitito fue una promesa del deporte. Él recibió una propuesta para formarse, en la capital. La mamá no lo dejó.
Los muchachos dijeron que ese patrón se repetía, que los padres no querían que los muchachos una vez terminaran la escuela salieran para seguir desarrollándose. Los jóvenes hicieron la historia El sueño de Peter. Es sobre un muchacho al que alguien lo ve jugar fútbol en las ruinas de Portobelo y le ofrecen una oportunidad pero su mamá no lo deja ir. El corto termina con la imagen del verdadero Peter, que es un señor que hoy está allí en la comunidad siempre alcoholizado.
¿Lo proyectaron en Portobelo? ¿Cuál fue la reacción?
Todo lo que hacemos lo proyectamos en las comunidades. En Portobelo, algunos dijeron que no tenían idea de que ese era el sentir de los jóvenes. A otros no les gustó. No sé si esto provocó un cambio. Pero al menos provocó discusión y reflexión.
También hicieron un proyecto en Cabo Verde. ¿Cuál fue la historia que encontraron allí?
Cuando alguien pone en su currículum que vive en Cabo Verde de inmediato se le cierran las puertas. Los empleadores desconfían de alguien que viva allí. Cabo Verde es una comunidad pequeña y ciertamente muchas veces el papá y la mamá están presos. Una tarde alguien toca a la puerta de la casa y avisa: ‘Se llevaron a tu mamá, la cogieron robando en un almacén. No la esperes en un año’. Y probablemente el hermano o hermana mayor tenga que dejar la escuela y buscar trabajo, pero no la tiene fácil.
¿Qué trae de nuevo el festival?
Tenemos por primera vez una categoría de memoria histórica, algo que va muy de acuerdo a lo que hemos hecho, y también una categoría estudiantil. Tenemos otra sobre prevención del VIH, un trabajo que estamos haciendo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Nos estamos acercando a otros públicos. Creo que eso es madurar.
También tienen talleres ¿Me puedes ampliar sobre alguno?
Vamos a hacer un espacio para responder a la pregunta ¿Por qué hago cine? Para cineastas emergentes y todos los que quieran participar. Hemos visto que hay una insistencia en presentar proyectos donde están acentuados la violencia o el terror per se. Y no es que estemos en contra de esos temas. Pero hay que enfocarlos.
¿A que crees que se deba?
Es algo que hemos discutido a lo interno. Pero queremos llevar a la reflexión: a qué le siento terror como panameño, ¿a no comer, a una pareja o a unos padres abusivos? Ese terror ¿a dónde me puede llevar? Si no va a pasar que tienes 300 dólares y casi todo ese poco presupuesto lo usas en efectos especiales, en alguien que te haga sangre. Mucha sangre. O disparos y disparos.
¿Cómo enseñan a reflexionar sobre estos temas?
Si alguien viene con la propuesta de hacer un documental sobre el agua, le diría que hay millones de documentales sobre el agua, y seguro se están haciendo más. Entonces a ese tema tienes que aportarle tu perspectiva, con una mirada de tu entorno. Siempre tienes que contar algo nuevo, que nadie sepa.
No decimos no hables de algo, sino piensa cómo hablarlo.
¿No hay alfombra roja en el festival Panalandia?
No hay.
¿Qué la reemplaza?
Una bienvenida del carajo. Unos brazos abiertos muy grandes. Que te devuelve una imagen más parecida a lo que somos. La alfombra roja distancia, hace una división: un ustedes y nosotros. Pero respeto a los que quieren tener alfombra roja. Tienen derecho.
No hay una verdad única. Siempre hay más de una historia.
PERFIL: Con experiencia en teatro, televisión y cine. Ha dirigido actores para series de televisión y cortometrajes. Ha sido jurado del Festival Ícaro, Guatemala (2003); del Festival de Cine y Video, Costa Rica (2002) y jurado de DOCTV Latinoamérica (2010-2011); Es una de las iniciadoras de la Fundación Cultural Centro de Imagen y Sonido. En 2010 ayudó a crear Mente Pública. Nyra Se destaca en el área de entrenamiento de actores, y audiciones.