Era martes por la noche en el Casco Antiguo y la sala Polivalente del Centro Cultural de España-La Casa del Soldado completaba su aforo.
Bordeando el salón, y recogiendo nuestras piernas para ocupar el menor espacio posible -que luego sería utilizado por el elenco-, los presentes nos acomodamos para formar parte del ensayo abierto de la obra Refistuleros o el mito de la rambulería istmeña.
Desde una esquina del salón Nyra Soberón Torchia, una de las directoras, lanzó a la audiencia una pregunta: “Siempre he escuchado que al panameño se le reconoce de lejos. Ni siquiera tiene que hablar porque sus gestos lo delatan. De ahí viene el nombre de la obra, ¿será verdad que nos reconocen de lejos?”.
Refistuleros o el mito de la rambulería istmeña mezcla elementos de teatro, danza, música en vivo, sonidos y animaciones. No entra en una sola categoría. “Lo que queremos es hacer un homenaje”, dice Nyra.
Al otro extremo estaba Ana María Suárez, la otra directora y creadora de la coreografía. “Somos nuestra propia inspiración. Hemos evitado el estereotipo y la burla”.
Oda a la rambulería en el teatro Nacional
El término refistulería es la adaptación panameña de la palabra refitolero. Se refiere a una persona que usa gestos, sonidos y movimientos muy expresivos para comunicarse. En otra palabra, es lo que en Panamá conocemos como rambulería.
Según las directoras, en Panamá todos tenemos algo de refistuleros. “Entrevistamos a sociólogos, antropólogos e historiadores. Coincidieron que el encuentro de culturas provocó que la gente usara gestos para entenderse. Durante la colonia se hablaban lenguas distintas, y no todos se entendían”.
También observaron. “Fuimos a parques y a la Cinta Costera a mirar a la gente y nos quedábamos con la boca abierta. Nos sentábamos en Multiplaza y vimos mucha refistulería”, comentó Nyra.
La introducción de las directoras abrió el espacio para presentar fragmentos de la obra. Con movimientos lentos, una expresión altiva que se transmitía desde su rostro hasta los dedos de sus pies, tres intérpretes entraron a la sala. Salieron y tres bailarinas más entraron, en una competencia corporal de expresiones. De la boca de Nyra empezaron a salir sonidos de beatbox acompañados de “¡ay, qué calor!”, “¡ey, qué xopa!”, y “¿birria o qué?” Los intérpretes bailaban.
“Refistulería es cómo mueves las mano, tu forma de caminar, tu cantao’ al hablar”, comentó María Antonia Taylor, miembro del elenco.
Oda a la rambulería en el teatro Nacional
Sara Martín, una de las dos españolas que forman parte del reparto, dijo que fue muy difícil ser refistulera por no ser panameña.
Martín, bailarina originaria de Las Islas Canarias con cuatro años en Panamá, cuenta que el primer gesto que identificó fue el de señalar con la boca. “Me encanta y a veces me sorprendo haciéndolo”.
Los personajes de la obra no tienen nombre propio. Están creados a partir de la mezcla de varias personas reales que las directoras conocieron. “Nyra tenía un vecino que desde que salía de su casa bailaba. Incluso lo hacía con los postes de luz. También, en la Tumba Muerto había un policía que dirigía el tránsito bailando. Son personajes que nos marcaron”, comentó Ana María.
Oda a la rambulería en el teatro Nacional
Desde su balcón en la avenida Eloy Alfaro, en San Felipe, Nyra recuerda que uno de sus juegos de infancia era ver a las personas pasar, analizar su modo de actuar, y luego imitarlas. “Era una niña muy silenciosa y eso me llevó a la observación permanente”, comentó la directora panameña con estudios en historia del arte realizados en Bulgaria. Ella se dedica a las artes escénicas desde hace 40 años.
En 2006, mientras trabajaban en Emotion, una productora publicitaria, Ana María y Nyra se conocieron. “Conversábamos sobre el panameño y su comportamiento. Ambas compartimos visiones. Ana es bailarina y yo hago teatro. Somos observadoras de la vida”, cuenta Nyra.
Oda a la rambulería en el teatro Nacional
Ana María, licenciada en Comunicación Social que incursionó en la danza aérea en 2009, piensa que homenajear la gestualidad nacional es una oportunidad para crear un nuevo lenguaje artístico. “En danza tenemos a mucho maestros que inventaron técnicas, pero nosotros tenemos en nuestro país elementos tan ricos que pueden crear un lenguaje único, inspirado en nosotros, para que los artistas lo vean, se identifiquen y lo utilicen”.
Esta obra ganó el premio Iberescena que proporciona fondos para las artes escénicas iberoamericanas y cubre parte de la producción.
Será presentada el 23 y 24 de octubre en el teatro Nacional. Los boletos están a la venta en Panatickets.
Oda a la rambulería en el teatro Nacional
Oda a la rambulería en el teatro Nacional
Oda a la rambulería en el teatro Nacional