Omotenashi es una palabra nipona que hace alusión a la hospitalidad incomparada y la habilidad que tienen los japoneses de anticipar las necesidades de sus invitados.

La embajadora ante el comité olímpico Christel Takigawa dio a conocer la expresión a los demás países del mundo cuando la utilizó en su puja por lograr que Tokio fuera la ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2020.

Este omotenashi desprendido fue lo que impulsó el proyecto que Yoshimasa Takakura, propietario de una tienda de kimonos, bautizó con el nombre Imagine One World. Su meta es crear un kimono y obi a juego inspirado en cada uno de los 206 países y regiones que participarán en el máximo encuentro deportivo. “Será una forma de mostrar el tradicional espíritu hospitalario japonés del omotenashi”, ha expresado Takakura, quien sueña con ver los kimonos a la cabeza de las delegaciones que desfilarán en la inauguración de las Olimpiadas, en un magnífico espectáculo de unión y armonía entre todos los países del planeta.

Takakura, quien ha participado en eventos de proyección internacional, explica que la idea de su proyecto surgió mientras asistía a un desfile de modas en París en 2013. Le sorprendió la buena acogida que tuvo un kimono que fusionaba las flores del artista japonés del siglo XVIII Ito Jakuchu con diseños Art Nouveau. En ese momento comprendió la habilidad que tiene la cultura nipona de respetar las demás.

Panamá, bordado en un kimono

Panamá, bordado en un kimono

Apenas escuchó que Tokio sería la sede de los Juegos, puso su proyecto en marcha con miras a contribuir a los mismos a través de los kimonos, un elemento de la identidad cultural japonesa. “Siempre he querido recobrar el orgullo y la confianza en los artesanos,” manifiesta Takakura.

El apego a la tradición y la pericia de los artesanos japoneses queda en evidencia en cada una de las elaboradas creaciones. Los patrones escogidos con atención exquisita a los detalles y que fueron delicadamente bordados a mano muestran la cultura, flora, fauna e historia de cada país. De esta manera pues, el kimono de Alemania exhibe notas musicales y teclas de piano, en un guiño a los famosos músicos que le ha regalado al mundo. El de India hace alarde del Taj Mahal, elefantes, pavos reales y flores de loto. En el de Egipto, por su parte, sobresalen pirámides y jeroglíficos. El de Austria incorpora imágenes del afamado pintor Gustav Klimt.

 

Águila harpía en el kimono

El kimono que nos compete, el de Panamá, es una creación del maestro Yoshitaka Takahira, y fue terminado en 2016.

“Los elementos alusivos a cada país fueron identificados e investigados por la organización Imagine One World y se nos consultó al respecto”, manifiesta el embajador de Panamá en Japón, Ritter Díaz, quien además explica que la confección de cada kimono toma un tiempo aproximado de seis meses.

El kimono de Panamá es una obra tejida de canto a canto en el que nuestra ave nacional, el águila harpía, se alza altiva. Patrones tradicionales de molas y la Flor del Espíritu Santo se incorporaron con maestría. Al observar el kimono de cerca se distinguen incontables colibríes revoloteando. Un lujoso transatlántico navega imponente por el Canal de Panamá, reflejando así la visión de un futuro glorioso que tiene Takahira para nuestro istmo. El obi, el cinturón largo y ancho con que se sujeta el kimono, evoca el faldón de la pollera típica y tiene retazos de nuestro tricolor.

Panamá, bordado en un kimono

Panamá, bordado en un kimono

Panamá, bordado en un kimono

Panamá, bordado en un kimono

Recientemente, Japón celebró el cumpleaños 85 de su emperador. El Palacio Imperial en Tokio ofreció una recepción para conmemorar esta fecha y Ayana Díaz Hatada, esposa del embajador de Panamá en Japón, lució el kimono, el cual recibió muchos cumplidos, incluso de algunas princesas de la familia imperial. “A algunos les llamó la atención el hecho de que nuestro país conserva una importante y variada población de aves, y que todavía habitan pueblos indígenas en nuestro territorio”, señala el embajador Díaz.

Imagine One World conserva los kimonos bajo su custodia, y ha realizado exhibiciones en varios puntos de Tokio con las piezas que ya han sido completadas. Hasta el momento se han confeccionado kimonos de 118 países, gracias a patrocinadores privados, y se espera culminar el resto para 2020.

Panamá, bordado en un kimono

Panamá, bordado en un kimono

“No tenemos conocimiento si el kimono será llevado a Panamá en algún momento. En verdad es una pieza delicada que requiere ser manejada con mucho cuidado”, enfatiza Díaz.

Aunque el objetivo inicial del proyecto era tejer lazos de unión y amistad entre Japón y sus invitados para las Olimpiadas, el mismo ha contribuido en generar interés y mayor conocimiento de los japoneses por los demás países del mundo. Y de paso han redescubierto el encanto de su inmemorial kimono.