La noche que Panamá clasificó para el Mundial puso la rueda de mi sueño futbolístico a rodar. Ese 10 de octubre me dije: “Me iré con mi Sele a Rusia!”.
Así que siete meses después, tras pasar casi todos los días por el letrero con la cuenta regresiva en calle 50, finalmente llegó el momento. Hoy pisé Rusia y estoy en St. Petersburgo esperando ansiosa que empiece el Mundial.
Aunque el partido inaugural se jugará mañana en Moscú, el despliegue de seguridad es visible y palpable. La calle del Palace Bridge Hotel, donde me estoy hospedando, está acordonada. Para ingresar hay que pasar por detectores de metal. Si te fijas bien, ves agentes de seguridad, de aquellos que pareciera que le hablan a la solapa de sus chaquetas, rondando por el área.
No pasó mucho tiempo para darme cuenta del por qué de tantas previsiones. Al pasar por el lobby vi un lote numeroso de maletas negras, con franjas blancas, nítidamente estacionadas a un costado. Ah, y lo más importante, rotuladas con etiquetas de Irán. Ahí entendí, ¡la selección iraní está bajo mi mismo techo!.
Debo decir que, normalmente, esto me tendría sin cuidado. Pero deben entender que hice el álbum de Panini, y el jugador 163 (de Irán) me salió repetido como un mínimo de 11 veces. ¿Se imaginan? Cada vez que abría un sobre de figuritas y me salía su cara, otra vez, lo insultaba y ahora, si me pongo terca y se alinean los astros, voy a poder ver a Pejman Montazeri en vivo y en directo. Y obligarlo a tomarse un selfie. Por el momento estoy plantada en el lobby, a ver si tengo suerte. Pejman, me lo debes.
De Panini hasta Rusia
PD: Un día después de escribir este texto logré la foto con Pejman (se pronuncia Pechman). Aquí la prueba:
De Panini hasta Rusia