Los propietarios del apartamento, una joven pareja y su pequeña bebé, se instalaron en su morada al sonido de taladros y martillos.

Su nuevo hogar aún no estaba listo, pero habían recibido una oferta de compra para su casa previa que no podían rechazar. Se trasladaron a la carrera. Por suerte, a la bebé no le molestaba el ruido que hacían los contratistas. “Entre más bulla, mejores siestas dormía”, ríe la mamá.

Los espacios incorporan la historia de piezas antiguas, que han sido traspasadas de una generación a otra, con objetos modernos. La selección de cuadros que tapiza las paredes, en su mayoría de artistas panameños o radicados acá, es de admirar.

“Colecciono arte desde antes de casarme. Los cuadros te quedan para toda la vida”, afirma la dueña, quien prefiere apoyar a los artistas nacionales que comprar obras de afuera.

La inspiración para decorar su casa la encontró en cuentas de Instagram. “Me quedaba horas buscando”.

Una antiquísima mesa es flanqueada por dos sofás modernos en la sala. La fórmula para decorar fue entremezclar lo antiguo con lo contemporáneo, algo que la lámpara de techo también evidencia.

En la pared, obras del artista salvadoreño Luis Cornejo, y de los maestros panameños Trujillo y Kansuet. Los espejos dan una sensación de amplitud.

 

Donde vive el arte

Donde vive el arte

La mesa del comedor, con sobre macizo y patas de acrílico, fue hecha a la medida y ordenada en la feria de muebles de High Point, en Carolina del Norte. “Es moderna y amplia, para que todos nos podamos sentar”, relata la dueña.

“En la familia somos cada vez más y me gusta recibir en mi casa en cada oportunidad que pueda”.

A la izquierda, un cuadro contemporáneo del artista japonés radicado en Panamá Kojiro Takakuwa. A la derecha, una de las primeras obras del pintor Brian Vergara.

 

Donde vive el arte

Donde vive el arte

“Tengo muchos adornos: heredados de mis bisabuelas, cosas que he ido comprando, coleccionando de viajes y así…”, narra la dueña de la casa. “Hicimos esta vitrina para poder poner los adornos y lucirlos, sin temor a que mi hija los rompa”.

Destaca una serie de libros de Charles Dickens que son de colección, “A mi esposo le encanta leer”, afirma.

También botellas pintadas por un artista local, entre ellas una de Minnie Mouse, el personaje favorito de la princesa de la casa.

 

Donde vive el arte

Donde vive el arte

Donde vive el arte

Donde vive el arte

El cuarto de la niña se decoró con una paleta de colores neutrales, con salpicones de rosado, para crear un ambiente sereno. Una de las paredes se revistió con un papel que vieron en un restaurante en San Francisco y que cautivó a la pequeña.

“¡Se lo tenía que conseguir!”, exclama la mamá del papel con estampado de venado. “Ella ama jugar con vestidos y disfrazarse de princesa”. Por eso, en un rincón, tiene diferentes prendas exhibidas para su diversión.