Un estadounidense, un francés y una canadiense fueron galardonados el martes con el premio Nobel de Física por el desarrollo de herramientas de óptica láser utilizadas en la industria y en la medicina.
El estadounidense Arthur Ashkin, de 96 años, se llevó la mitad del premio, mientras que el francés Gérard Mourou, de 74 años, y la canadiense Donna Strickland, nacida en 1959, compartirán la otra mitad, precisó en Estocolmo el jurado del prestigioso galardón.
Sus hallazgos “revolucionaron la física del láser” y “los instrumentos de precisión avanzada que abren campos inexplorados de investigación y una multitud de aplicaciones industriales y médicas”, indicó la Real Academia de Ciencias de Estocolmo.
Ashkin, el laureado de mayor edad de los Nobel en todas las categorías, fue premiado por desarrollar la “pinza óptica” un instrumento que permite manipular organismos extremadamente pequeños, como células o bacterias.
Por su lado, Gérard Mourou, egresado de Ecole Polytechnique, una prestigiosa facultad de ingeniería francesa, y su alumna Donna Strickland, fueron galardonados juntos por desarrollar la técnica de la amplificación de los láser, llamada Chirped Pulse Amplification (CPA), que genera impulsos ultracortos y de gran potencia.
Además de su contribución para el estudio del vacío o los agujeros negros, los trabajos de los dos científicos permitieron operar a millones de personas que sufrían miopía o cataratas.
Poco después del anuncio, Strickland, profesora de la Universidad de Waterloo, en Canadá, dijo estar honrada con el premio, que solo han recibido otras dos mujeres en esta categoría desde que se creó en 1901. “Pensé que sería más fácil premiar a las mujeres físicas (…) Espero que con el tiempo las cosas vayan más rápido”, dijo la científica, la primera mujer en recibir este reconocimiento en 55 años.
Marie Curie, que en 1911 fue recompensada con el premio de química, fue galardonada junto a su marido Pierre en 1903 con el Nobel de Física. Maria Goeppert Mayer recibió el premio en 1963.
La Academia Real de Ciencias estima que las pocas mujeres galardonadas con premios científicos se explica por el hecho de que los laboratorios durante mucho tiempo les mantuvieron las puertas cerradas.