Cuando el aburrimiento ataca en esta época de cuarentena, cualquier cosa que nos pueda entretener durante varias horas, es bienvenido.
En esta ocasión, me tocó retroceder a mi infancia, cuando en el colegio unía las mesas con mis compañeras para jugar stop. Solo se necesitaba papel, lápiz y mucha competitividad. Recuerdo cómo la profesora de matemáticas, Elizabeth, me regañaba por gritar muy duro ¡STOP! (esto aún no ha cambiado).
El juego consistía en llenar, en el menor tiempo posible, diferentes categorías con una letra específica. En la vieja escuela, las categorías eran: nombre, apellido, cosa, color, animal y país. Por ejemplo, si se elegía la letra A, se procedía de la siguiente manera:
La persona que completaba de primero todas las categorías, decía “¡stop!” y los que no, tenían que detenerse y dejar de escribir.
Cada casilla, le corresponde un puntaje. Si las respuestas coinciden, son 50 puntos, pero si colocaste algo que nadie puso, son 100 puntos. La idea es ser creativo y no escribir palabras comunes. Al final, el jugador que obtenga la valoración más alta, gana.
Jugando stop por videollamada en tiempo de cuarentena
Regresando al presente, mis mejores amigas, Stephanie y Susana, tuvieron la brillante idea de revivir esa etapa. Nos conectamos por videollamada a través de WhatsApp y jugamos stop.
Todo fue igual, pero con un toque innovador. Además de las categorías tradicionales, agregamos unas nuevas: nombre de canciones, frases comunes de una madre (¡A que voy yo y lo encuentro!), nombre de marcas y comida.
Y así fue como, sin darme cuenta, pasé 3 horas muerta de la risa.
Comentario extra: Stephanie o Fanay (así la llaman todos) cumple años hoy, por lo que hicimos uso de la videollamada nuevamente. Susana y yo la llamamos a las 12:00 a.m en punto, para cantarle cumpleaños, con globos, vela y música incluida.