Lo primero que sentimos al abrir la puerta del autobús fue el olor a pescado frito. Salía de un pequeño local en el centro de Mariato, Fonda Linet.
Mariato se encuentra al sur de la provincia de Veraguas. Su cabecera es parada obligatoria para quienes van tras las olas del pacífico veragüense. Es sencillo encontrar establecimientos que venden desde frituras hasta pizzas.
Era la 1:15 p.m. cuando hicimos la primera parada. La meta era recorrer las diferentes propuestas de comida y turismo de la región. Para la gira, la Fundación Mar Viva convocó a un grupo de periodistas.
El pescado y los mariscos no pueden faltar en los platos de Mariato. Su cercanía al mar hace que la pesca sea una actividad vital.
Mar Viva está educando a los emprendedores del distrito. Ahora los propietarios de fondas y restaurantes compran solo especies que han llegado a la edad de reproducción, de lo contrario, los peces corren peligro de extinción. Eso es pesca responsable.
Fonda Linet, Restaurante Wahoo y Fonda Mi Cielo son tres locales que lo hacen.
La Bandeja de Pedrito
La batea de mariscos del señor Pedro es conocida por quienes visitan las islas del Golfo de Montijo para degustar los mejores productos del mar. Por 20 dólares, quienes llegan a su casa, en Isla Leones, pueden comer un plato que incluye concha negra, arroz con coco, patacones, pescado y langosta.
Mariato al plato: cuatro opciones gastronómicas del sur de Veraguas
Fonda Linet El negocio de María
Fonda Linet está en el centro de Mariato. María Tejeira, su propietaria, comenzó el negocio hace cuatro años. “Empecé como empleada. Después de un año, la jefa decidió venderme las cosas de cocina”, cuenta.
María es de Limones, a 10 minutos de Mariato, y tiene cinco hijos.
Mariato al plato: cuatro opciones gastronómicas del sur de Veraguas
Trabaja en restaurantes desde hace varios años y su meta es mudar el negocio a su casa. “Cuando mis hijos estaban pequeños, comencé una fondita en mi casa, pero quebré porque en ese momento no tenía quién me los cuidara. En un futuro pienso hacerla allá, en mi casa”, comenta la emprendedora, que pronto cumplirá 50 años.
Linet Oda, la hija más pequeña de María, la ayuda a administrar. El nombre que recibe el lugar es en su honor. Junto con María están diariamente en la cocina Emérita y Dioselina.
La especialidad del sitio es la concha negra. “Se hace todos los días y se vende todos los días”, destaca María.
Restaurante Wahoo
“Soy de Playa Reina. Me crié aquí y solo salí a estudiar”, dice Marialba Iglesias al presentarse para hablar sobre Wahoo, un restaurante familiar. Marialba construyó el local junto a sus siete hermanos, en un terreno que sus abuelos le dieron a su mamá, al lado de su casa.
Mariato al plato: cuatro opciones gastronómicas del sur de Veraguas
Está decorado con artefactos antiguos y también está presente el ingrediente clave que Iglesias agrega a la comida. “Los limones los cosechamos del patio, y las flores de la mesa las cultivó yo”, cuenta. Tomó clases de cocina en el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (Inadeh) y vende todo tipo de comidas, a pesar de que “el fuerte aquí es el pescado por siete dólares”.
Fonda Mi Cielo
“Bienvenidos a Fonda Mi Cielo, la sucursal del cielo en la tierra”, dijo Agapita Torres al recibirnos. Las mesas estaban ya dispuestas. Había 11 bandejas con frituras y carnes, un termo de café negro, otro de té con leche y un tanque con jugo natural.
Mariato al plato: cuatro opciones gastronómicas del sur de Veraguas
La fonda está frente al Municipio de Mariato y ofrece frituras y productos del mar. “La idea nació con el esposo de mi mamá, el señor Marcelino. Él traía la idea del progreso”, comenta Agapita. “Hace 15 años empezamos con un ranchito y hemos ido poco a poco”.
Es un negocio familiar. “Estamos mi mamá, mi hija, yo y nuestros esposos”, detalla.
Recibieron la visita del chef Charlie Collins en dos ocasiones. “Llegó por una amiga que tenemos de mucho tiempo que trabaja en turismo. Buscaban platos diferentes y ella recordó que aquí servíamos comida diferente”.
Collins investigaba para el libro de cocina panameña T’ach. “Primero vino para buscar una receta, la morcilla de gallina. Después, a filmar el documental”, recuerda Agapita.