Hay algunas razas caninas que, debido a sus características físicas singulares y un alto impacto visual, podemos catalogar como extremas.
Este es el caso del american bully, un perro cuyo proceso de creación comienza entre las décadas de 1980 y 1990 en Estados Unidos de la mano de Dave Wilson.
Su creador tuvo muy claro desde los inicios que la búsqueda estaba orientada hacia un llamativo perro de compañía, de excelente carácter y muy sociable con animales y personas.
En su genética lleva animales de un gran poderío físico, como el bull dog inglés, bull dog francés, american staffordshire terrier, staffordshire bull terrier, bull dog americano y también el pitbull terrier. Sin lugar a dudas, cada una de estas razas tuvo una participación relevante en el camino de selección hasta llegar al bully que hoy conocemos.
Para lograr la docilidad buscada, el plan de cría fue muy coherente, ya que en segunda instancia fue quitando de las líneas de sangre las características de los viscerales y nerviosos terriers dejando solo los rasgos de la flemática tipología bull.
Cuando conocí la raza de cerca, hace 10 años aproximadamente, realmente me sorprendió, y no solo por su excéntrica apariencia, sino también por su carácter y posibilidades físicas que superaron con creces mis expectativas.
Los bully, si bien poseen algunas propensiones a problemas de salud, como displasias de codo, cadera y algunas patologías cardíacas, son perros muy sanos, con una resistencia increíble y una longevidad considerablemente mayor a otros de su tipo. Corren como si fuesen esbeltos deportistas, sin ningún impedimento, y juegan en grupos donde no se nota un mínimo signo de agresión.
El trabajo que han hecho los creadores del bully ha sido de mucha idoneidad y pensando en la calidad de vida de los perros, cosa que no puedo decir de otras conocidas razas similares, de una muy corta y a veces sufrida existencia.
Aunque ya algunas asociaciones canófilas reconocen la raza, falta todavía la anuencia de las más conocidas, pero no creo que pase mucho tiempo para que lo incorporen a su extenso listado.
Características físicas
Dentro de los american bully encontramos diferentes tamaños y esto no es llamativo, ya que también lo vemos en otras razas caninas como los schnauzer, caniches, dachshun, etc. Lo curioso es la manera en que los definen; acorde a su altura a la cruz y sustancia corporal pueden ser ‘pocket’ (los más pequeños), ‘standard’ (17 a 20 pulgadas), ‘classic’ (17 a 20 pulgadas, pero con menor masa corporal) y la denominación más llamativa, los XL (20 a 23 pulgadas). Se admiten todos los colores, exceptuando el llamado mirlo, igual que sucede con otros perros similares, ya que trae aparejado rasgos genéticos complementarios no deseables.
El ‘American Bully’, tan musculoso como tierno
Su manutención es relativamente sencilla. Tienen pelo corto y no lo pierden excesivamente. Como todo perro de gran masa corporal, es importante no forzarlos a rutinas de ejercicios, que deben ser acordes a las posibilidades de cada individuo. Esto se debe tener en cuenta porque a veces, como también sucede con su pariente cercano el 02bull dog inglés, el entusiasmo y pasión que los caracteriza puede sobrepasar sus límites físicos.
Muchas de las personas que eligen este tipo de perros se obsesionan con que luzcan lo más musculosos y sustanciosos posible, parecidos a alguna foto de un ejemplar que los enamoró y no siempre la información genética lo permite.
Lo que se denomina tipicidad es transmisible en su línea de sangre y no depende del trabajo físico que se realice.
El concepto de raza
Para que una raza se considere como tal, su rasgos deben transmitirse de generación en generación. Me parece importante destacar esto ya que he visto personas que han apareado bull dog con pitbull en búsqueda de cachorros similares a un bully. Tal vez hayan logrado perritos en cierta forma parecidos, lo que no implica que puedan considerarse de la raza. Estos factores son los que hacen que se desvirtúe el trabajo responsable de quienes crían correctamente y surjan problemas físicos o psicológicos, que al final terminen por etiquetar a todos dentro del mismo paquete.
No es una raza económica, lo que contribuye a que todavía no sufra las consecuencias de las más populares. Si usted quiere un bully, acuda solo a personas de una trayectoria canófila ética y no a quienes ofrezcan ofertas, como saldos de fin de temporada.