Hace ya muchos años, mientras paseaba con mi perro por un parque, vi a un mestizo de dachshund sostenido por un carrito en su tren posterior, corriendo y jugando con sus congéneres. En ese momento era algo inusual. De hecho recuerdo que me acerqué a las personas que estaban con el animal y les pregunté hasta el último detalle de la historia. Me contaron que debido a un golpe en la columna, su perrijo había quedado sin sensibilidad ni movilidad en las patas traseras.
Cuando el canino se recuperó del accidente, la familia notaba que a pesar de su falta de locomoción posterior, el animal estaba bien de ánimo y no se resignaron a la eutanasia (como les aconsejaban algunos profesionales en ese momento).
El amor no se rinde y evaluaron todas las posibilidades de acción hasta dar con un artesano que trabajaba el aluminio y otros metales en relojería, quien se animó a construir una silla de ruedas experimental que, luego de diferentes errores, fueron reformando hasta llegar a la que funcionó perfectamente.
Esta historia sucedió en Los Ángeles, California, pero en la actualidad, podemos ver a perros, gatos y otros animales con diferentes aparatos ortopédicos y accesorios que les permiten desarrollar una vida funcional. Existen incluso tiendas en línea con diversos tipos de artículos, que resuelven las necesidades a las que se enfrentan los animales y las personas que con ellos conviven.
Aunque es cierto que la situación de estos animales requerirá un esfuerzo extra de sus familias y gastos adicionales, ponerlos a dormir (la forma romántica de decir sacrificarlos), está dejando de ser la opción de la mayoría.
Entendiendo la conducta de los animales y cómo viven sus “diferencias”, podemos además dejar de lado ese sentimiento de lástima hacia ellos en el que algunos justificaban quitarles la vida para que no sufran.
EL PODER DEL AMOR
Los animales no cuentan con un sistema racional complejo que les permita evaluar sus capacidades. Esto, lejos de ser un problema, en este y muchos otros casos es una gran virtud que les permite manejarse sin limitaciones hasta donde su físico se los permita.
Ellos no tienen complejos, proyecciones a futuro, angustias del pasado, rencores u otro tipo de sentimientos que repercutan negativamente para poder vivir su tiempo en plenitud.
Su poder de adaptación es increíble y no estoy hablando solo de perros con parálisis en sillas de ruedas, sino también de ausencia de miembros anteriores, falta de coordinación, ceguera, etc.
En las redes sociales podemos encontrar muchas cuentas de animales con diferencias físicas y millones de seguidores alrededor del mundo, que incluso los ayudan con obsequios útiles a través de listas de deseos que preparan sus familias humanas en sitios de compras en línea, para contribuir a solventar los insumos que conlleva cada caso. Bolsas de arrastre, arneses especiales, férulas, rampas, toallas e incluso juegos, son algunos de ellos.
La preparación de los profesionales veterinarios para este tipo de casos también ha crecido notablemente, aportando soluciones y consejos, para poder atender de la mejor manera todos los inconvenientes que pueden presentarse en estos animales especiales.
Existen también tutoriales y foros específicos donde las personas cuentan sus experiencias y ayudan a otras, respondiendo inquietudes basadas en sus vivencias y cómo pudieron afrontarlas con los elementos que proporciona el mercado y, otra veces, con una creatividad sorprendente.