Algunos vendedores de perros son bastante creativos a la hora de inventar argumentos para “categorizar” a sus cachorros. “Enrazado” es una palabra que cada vez escucho con más frecuencia y, lamentablemente, pareciera que el hecho de que un perro tenga ciertas características (aunque diluidas) de alguna raza reconocible, para algunos lo hace más valioso.
Esto es lamentable en todos los casos. Hay comerciantes sin escrúpulos que se aprovechan de la ingenuidad de la gente, y otros vendedores que, sin ningún tipo de información, están convencidos de que lo que hacen es correcto. A mi criterio, lo más triste son los compradores que no valoran a un animal por lo que es y significa, sino por su etiqueta, apariencia o buscando un precio económico por un cachorro parecido al que desean, pero no pueden o no quieren pagar.
No quiero entrar en terrenos filosóficos ni juzgar a nadie por sus actos, ya que cada uno es dueño de elegir lo que le guste, pero sí considero importante informar qué significa un perro “enrazado”.
Cuando dos perros sin raza reconocible tienen cría, esos cachorros son considerados mestizos o criollos, como algunos dicen localmente. Si los cachorros fuesen hijos de un perro mestizo y un perro de raza reconocible, técnicamente, también son considerados mestizos.
En ocasiones, en los mestizajes, junto a los patrones físicos reconocibles de determinada raza canina, también pueden venir aparejados algunos rasgos de conducta o funcionalidad, pero esto no es algo que siempre suceda. Por ejemplo, un cachorro “enrazado” puede parecer un cocker spaniel inglés, pero su carácter no coincide con su físico.
Cuando la genética se da en forma azarosa, como en estas circunstancias, es imposible prever un resultado específico.
Crear vida: una gran responsabilidad
La mayoría de las razas caninas viene aproximadamente del año 1800 y otras muchísimo antes.
Personas con conocimientos y horizontes claros se ocupan de hacer una crianza selectiva en pos de mantener las características de una raza determinada. La resultante son perros con menos problemas de salud, más longevos, y en el caso de perros de trabajo, afianzar su función como invalorable auxiliar del hombre.
Si usted aparea animales solo por gusto, capricho o por ganar dinero, generando cachorros “enrazados” y diseminando una genética incierta, tirará por la borda todo el esfuerzo, el conocimiento y la pasión de mucha gente que ha dejado su vida trabajando en esto.
Si quiere un perro de raza, recurra a criadores responsables y no compre animales enrazados. Si ya los tiene, esterilícelos, y de no hacerlo, no los cruce.
Si busca un perro más allá de como se vea y por sus innumerables virtudes como especie, incorpore a su vida el primero que le toque el corazón, chiquito, grande, peludo o pelado, y mejor todavía si es uno sin hogar. En ese caso, la felicidad será doble.