Fuera de lo que es la rama de la medicina veterinaria, hay otros servicios que frecuentemente se contratan para perros y gatos.
Este es el caso de los hoteles y guarderías, peluquerías, paseadores caninos y adiestradores.
Independientemente de los requerimientos sanitarios y municipales, en muchos países existen otras regulaciones que estipulan diversos puntos que se deben cumplir al momento de desempeñar las prácticas que competen a animales, además de las certificaciones pertinentes para quienes ejerzan estos oficios.
No hay nada que garantice que no ocurran accidentes, pero la preparación de quienes prestan los servicios disminuye los riesgos de que algo malo pueda suceder. Conocer profundamente la labor que se desempeña en estos casos es proteger la vida y evitar el sufrimiento no solo de los animales, sino también de las personas que los aman.
Con respecto a hotelería y peluquería canina, al igual que en otras prestaciones en Panamá, no existen certificados que acrediten idoneidad para el manejo de animales en estas áreas.
Animales cortados o quemados con cuchillas calientes al rasurarlos, muertes por uso indebido de tranquilizantes, perros que se tiran de las mesas de peluquería y se ahorcan, golpes de calor y otras, son las negligencias más comunes, aunque nada habituales en Panamá.
Las personas preguntan a quién acudir en caso de presentarse alguno de estos problemas. La Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco) es la entidad competente para mediar o asesorar, aunque seguramente se requerirán peritos externos para evaluar cada situación, ya que es muy difícil determinar negligencia o accidente en este tipo de servicios especializados, que tienen como actores principales a los animales.
En todos los casos, para tener derecho al reclamo, se deberá contar con un recibo legal del pago ejecutado.
Procedentes legales
Negligencia en peluquerías y hoteles caninos
Hay cantidad de precedentes legales alrededor del mundo, en demandas que involucran servicios para animales dejando de lado la mala praxis médica.
En cualquiera de los casos y servicios, hay un daño material y otro moral. En líneas generales, los jueces evalúan las pautas contractuales y, sobre todo, si en realidad hubo algún tipo de negligencia, ya que existen muertes naturales o condiciones de salud de los animales en los que los riesgos estaban estipulados o eran predecibles, quitando toda responsabilidad al proveedor.
Si se llegara al punto de una indemnización en el terreno de lo material, se toma en cuenta el precio del animal en relación con su edad, inversión de la persona en cuidados, alimentación, lucro cesante, tratándose de ejemplares que pudieran generar dinero e, incluso, lo gastado en educación, si hubiese existido. En cuanto al daño moral, en los diferentes juicios, se consideró el lazo afectivo en proporción a los años de convivencia.
Como verán, ¡no es un tema nada sencillo! Como defensor y amante de los animales, comprendo desde el corazón los móviles emocionales que llevan a la gente a tomar acciones legales, pero hay que tratar de ser objetivo en la evaluación de cada situación.
Es esencial tener pruebas de los hechos, incluso, necropsia en caso de muertes y, sobre todo, no utilizar las redes sociales involucrando a empresas o personas, pues podría haber una contrademanda por calumnias e injurias.
Comparativamente a otros países, Panamá cuenta con variadas y excelentes posibilidades en lo concerniente a los diferentes servicios para animales. De todas formas, antes de decidirse por uno, pida referencias y tómese el tiempo para evaluar a conciencia en manos de quién pondrá la vida de su querida familia canina o felina.