Son múltiples los beneficios físicos y psicológicos que tiene para las personas convivir con un animal, y en esta oportunidad hablaremos específicamente de los perros. Se han hecho infinidad de estudios sobre este tema, e incluso se ha podido demostrar con mediciones tangibles su repercusión positiva para la salud. Esto aplica en todas las etapas de la vida, pero en la niñez y la tercera edad es mucho más relevante.
Es difícil generalizar cuando hablamos de gente mayor, dados los diferentes estilos de vida, salud y personalidades, pero tomaremos como referencia una altura de la existencia en la cual la gente ya no quiere lidiar con situaciones estresantes y siente que su energía vital no es la misma de antes.
Siempre les hablo acerca de la perfecta lectura que tienen los perros sobre nosotros, y cómo trasciende la barrera de lo que digamos o hagamos. Ellos nos perciben como realmente somos y lo que emanamos desde nuestra escena más primitiva.
Seguramente habrán visto a personas de edad avanzada caminando muy lentamente por la calle acompañados de un perro que sigue el ritmo de sus pasos. No es que el perro sepa que debe comportarse de esta manera para evitar un accidente, sino que está reaccionando con base en lo que su guía le transmite a través de su lenguaje corporal.
También hay excepciones, ya que algunas razas caninas específicas muy funcionales, como determinados terriers o perros de rastro, pueden estar más inmersos en los requerimientos que le dicta su genética y no tienen tan arraigada esta aptitud empática con la gente.
La elección del compañero animal correcto aplica siempre, pero en estos casos es todavía más importante para que perro y persona puedan disfrutarse mutuamente, sin riesgos ni estados de alteración.
¿QUÉ PERRO BUSCAR?
Perros ideales para personas mayores
Hablando específicamente de un compañero canino para personas mayores, mi consejo es no traer un cachorro al hogar.
Es indudable la ternura de un perrito bebé y lo que despierta en nosotros, pero también implica tener que pasar un período de aprendizaje, limpiar charquitos por toda la casa, los típicos mordisqueos del cambio de dentadura y controles veterinarios más asiduos.
Un perro joven, adulto o incluso con algunos añitos, es lo ideal, y además las posibilidades de maleducarlo son menores, aunque hay gente que tiene el don de convertir hasta al animal más balanceado en un absoluto desastre.
En perros muy pequeños como chihuahuas, ‘pinscher’, ‘yorkshire’ o sus cruzas, es cuando más se ven animales extremadamente consentidos y sin límites. El hecho de poder manipularlos con mayor facilidad debido a su tamaño se transforma en una de las causas principales de problemas, y estos diminutos seres, en muchos casos, manejan a voluntad la vida de las personas: se vuelven insoportablemente dominantes, ladradores, y en lugar de un compañero agradable se convierten en un factor de estrés.
Un perro joven, adulto o incluso con algunos añitos, es lo ideal, y además las posibilidades de maleducarlo son menores.
Los perros grandes y/o pesados no son aconsejables, ya que sin quererlo pueden provocar accidentes por golpes o caídas. Perros medianos y de una contextura liviana, a mi juicio, son los convenientes.
Dentro de los perros sin raza definida (mestizos) es usual encontrar esta tipología. Y hablando de mestizos, podemos destacar en ellos otro factor importante. El hecho de no ser especialistas en ninguna labor y no tener arraigado ningún mandato funcional, hace que, en líneas generales, presenten menos inconvenientes en su conducta, aunque, por supuesto, dependerá de cada individuo y la manera en que la persona se maneje en la convivencia.
No tengo dudas de que en un centro de adopción o en alguna de las tantas ferias que se hacen en Panamá todos los fines de semana, podrá encontrar al compañero perfecto para que puedan pasarla bien y darse mucho amor en este momento de la vida.