Me he preguntado varias veces si un espacio decorado puede estar desorganizado. Parto de la premisa de que decoración (según alguna definición que encontré en Google) “es la colocación de elementos funcionales y ornamentales en un espacio para embellecerlo”.
Embellecerlo… ¿en serio? Enseguida me vienen a la mente algunos espacios que he organizado, espacios vestidos con unas telas bellísimas, almohadones que hacen juego con las cortinas, con colores divinos, adornos espectaculares y hasta olores deliciosos; sin embargo, el desorden que hay opaca toda inversión que se haya hecho para decorar.
Creo que por más decoración que tengas, si no está cada elemento puesto en el lugar que le corresponde, no lograrás el objetivo.
El deseo de todos en esta vida es ser felices; tener ambientes decorados nos produce felicidad. Entonces, empecemos buscando nosotros mismos felicidad en lo que nos rodea diariamente.
¿Habrá alguna decoración que aguante un cuarto con ropa tirada sobre el canasto de la ropa sucia, con chécheres mal puestos en la mesita de noche, zapatos, carteras y cartuchos por todo el piso? ¿O con un baño donde la toalla de ayer está húmeda todavía (porque la tendiste mal), el lavamanos salpicado y la pasta de dientes abierta? O lo que es peor, ¿con un armario con toda la ropa mezclada, con un carnaval de colores, blancos con estampados, y lleno de ropa que hace más de un año no usas? Yo creo que no. Esto, además de opacar la decoración, hace que empieces el día de mal humor.
Enfoquémonos, entonces, en tener nuestro entorno limpio, ordenado y sobre todo, organizado; solo así encontraremos paz en nuestra casa y vamos a querer regresar a refugiarnos ahí luego de un día arduo de trabajo.
Organizar es sencillo, pero complicado a la vez: sencillo para el que decidió empezar a hacerlo y complicado para el que se rehúsa a aceptar que vive inmerso en un mundo de desorden.
Solo tienes que tomar la decisión de empezar: Luego sigue los tres pasos básicos de toda organización: descarta, categoriza y, entonces, organiza. Ahora cambia cosas de lugar, mueve muebles, compra un adornito que te encante, pinta esa pared que ya te aburre, guinda un cuadro, coloca un marco con una foto que te haga suspirar, dale vida nueva a ese espacio que organizaste y que ahora te hace feliz.
Embellécelo, ¡decora! Al final, decorar es colocar elementos en un espacio para embellecerlo, ¿no?
5 ‘tips’ para tomar en cuenta antes de organizar un espacio
1. Define el área que más te abruma. Es por ahí donde debes empezar.
2. Organiza y ordena de principio a fin. No puede quedar a medias. Si empezaste, debes terminar, idealmente en un día, si no en dos o en tres, ¡pero termina!
3. Descarta. Esta es la médula del proceso de organización. Para lograr un buen descarte, pregúntate ¿me sirve?, ¿lo uso?, ¿me hace feliz?, ¿lo necesito?, ¿puedo vivir sin esta pieza? Si respondes que sí, se queda, entonces se ordena y se coloca donde pertenece. Si la respuesta es no, entonces se va sin flaquear. Se vale tener un “limbo” en el cual colocas las piezas de las que no estás convencida si debes descartar. Eso sí, una vez termina el proceso, el limbo se queda o se va.
4. Categoriza. Agrupa las piezas según la categoría que corresponda: ropa (camisas, pantalones, etc)., prendas (pulseras, anillos, etc.), zapatos (de tacón, de deportes, sandalias, etc).
5. Organiza. Luego de haber realizado todos los pasos anteriores, estamos listos para este paso. Coloca cada cosa en su lugar: el sitio donde corresponda y donde sea fácil de encontrar.