José* estaba a punto de cumplir 70 años y se sentía abrumado por la rutina. Había estado saliendo con alguien, de vez en cuando, durante mucho tiempo después de su divorcio, y se dio cuenta de que estaba eligiendo el mismo tipo de persona repetidamente. Así que probó en Tinder y se acercó a una mujer muy diferente a su tipo habitual. Hicieron, literalmente clic. Eso fue hace dos años. José y su compañera se acaban de mudar juntos.
Encontrar el romance en cualquier etapa de la vida puede ser complicado, pero los solteros y solteras mayores enfrentan obstáculos adicionales. Algunos, como José, buscan amor después del divorcio o son viudos después de un largo matrimonio. Y la tarea para conseguir compañía se hace más difícil, sobre todo si el o la interesada quiere salir con alguien fuera de su círculo social habitual, del bingo comunitario o de la misa de la tarde. Las aplicaciones para citas en línea les abrieron muchas puertas. Y piernas. Viagra en mano, por supuesto.
Más sabe el viejo por diablo
Según datos del Boston Medical Group, expertos en afectaciones de la sexualidad masculina mundial, los principales signos del envejecimiento son la disminución del deseo sexual y las dificultades para alcanzar o mantener la erección. El rendimiento físico, social y mental se deteriora de manera considerable, lo que reduce la libido. Además, disminuye el tamaño del pene y las erecciones involuntarias de la noche y la mañana van desapareciendo. Por otro lado, la fuerza y el volumen de la eyaculación es reducida, lo que hace disminuir el placer y el sentido de la masculinidad.
La doctora Katherine Hernández indicó que en Panamá no existen estadísticas oficiales sobre este problema que afecta a una significativa población masculina en el globo, pero sí reconoce que del total de sus pacientes, entre 20% y 40% de ellos se acerca a su consulta urológica para tratarse por disfunción eréctil.
Por suerte para ellos (y ellas), una pastilla de 100 mg de viagra cuesta solo 20 dólares o menos, y si se la toma media hora antes del partido, un hombre mayor es capaz de meter varios goles. Y ello les ha devuelto la seguridad para salir a conquistar.
Tinder: también lo usan en la tercera edad
¿Emoji-qué?
En Panamá, Tinder es la aplicación online para encontrar pareja más conocida y utilizada, aunque existen otras versiones como Elitesingles, Hapnn y algunas especialmente diseñadas para adultos mayores como Stitch o Tinder for Seniors. Hoy los adultos mayores manejan la tecnología como nunca antes y son cada vez más los que buscan pareja a través de las plataformas virtuales.
Es que es muy fácil. En Tinder, por ejemplo, solo se necesita tener una cuenta de Facebook y en las otras nada más hay que registrarse para entrar. En el caso de Tinder, se analiza tu perfil buscando datos en común con los de tus parejas potenciales. Claro, antes necesitas entrar información como, por ejemplo, el rango de distancia dentro del que deseas encontrar pareja (barrio de residencia o lugar de procedencia), qué género buscas y qué edad. Luego de decirle a la app qué fotos tuyas usar, te mostrará unas fotografías de los posibles candidatos/as. Solo tienes que aceptar en la que más te guste. Esta persona recibe una notificación, y si ambos sienten atracción, entonces se abre un chat privado para que intercambien palabras. A eso le llaman “hacer match”.
(loca) cabellera blanca
Mitsou*, de 69 años, utiliza la plataforma Elitesingles.com desde hace varios años y ha salido unas 10 veces gracias a ella. Al principio dice que empezó “por diversión. Pero también por curiosidad. Quería saber quién utilizaba este tipo de aplicaciones”. Mitsou busca una relación seria con un hombre al que le guste el deporte, la música, cocinar con ella y, por supuesto, tener buen sexo (mientras ella detalla a su hombre ideal, su hijo ríe muy nerviosamente en el fondo).
Y muy importante: quien haga match con ella debe ser más joven, entre 55 y 62 años. “Mi peor experiencia fue con un hombre que tenía 61 años”. El tipo le preguntó, en la primera cita, si ella tenía sexo con la cabeza o con el cuerpo. Ella contestó: “¡Con ambos! Pero lo que realmente me molestó fue que no me pagó el café. Y eso me hizo sentir insultada”.
A pesar de ese mal intento, Mitsou también ha tenido muchas buenas experiencias. Una de las mejores fue con un hombre español que hablaba muy rápido, pero que sí le pagó el café. Lo malo es que, al parecer, era demasiado intenso: “demasiado español”, aclara Mitsou. La relación tampoco fructificó. A pesar de ello, Mitsou recomienda mucho utilizar este tipo de plataformas para conocer a potenciales amantes y/o compañeros. Asegura que se relaciona con varias parejas bien establecidas que se han conocido a través de la app.
Tinder: también lo usan en la tercera edad
De vuelta a las canchas
A Javier*, 60, se le hace difícil conversar abiertamente de sus hazañas amorosas en Tinder “con una mujer a la que podría estarle cayendo, en vez de contarle mis secretos de seducción”, dice haciéndose el latin lover, ingenuamente. Llega a ser tierno. Javier dice que no busca nada a largo plazo, nada serio. “Me gusta que se mantenga todo superficial, hasta cierto punto. Pasarlo bien, una buena conversación, buen sexo. A esta edad ya no me interesa fingir lo que no tengo que fingir, ni resolverle la vida a nadie. Ya tuve mi familia y mi tiempo. Ahora se trata de mí, de pasarla bien y punto. Sin culpa”. Cuando Javier se relaja, revela que toda su vida se sintió fuera de sitio y al divorciarse le costó mucho descubrirse a sí mismo, quién era él en realidad y qué quería.
Tinder le permitió “salir de la burbuja” y probarse, conocer mujeres diferentes. “Con la app ya no tenía que esperar el bar mitzva del sobrino o el matrimonio de la nieta para conocer a alguien interesante”. Evitó, finalmente, las citas a ciegas u organizadas por amistades que normalmente “me enganchaban con alguien igualita o parecida a mi exmujer”. Tinder le abrió los cerrados círculos sociales a muchos panameños, hay que decirlo.
Por otro lado, para Javier fue importante reconocer que se sentía inseguro antes de usar la aplicación o de salir a conquistar: “Me preguntaba si yo le iba a gustar a alguna mujer que no fuera mi ex. Si con mi panza y mis arrugas alguien se iba a sentir atraída hacia mí”, reconoce.
A Leonor*, 66 años, viuda, le pasaba algo similar: “Una tiene muchos prejuicios, especialmente sobre una misma, pero también sobre el tipo de gente con la que te vas a encontrar. Obviamente, siempre van a aparecer unos frescos que quieren aprovecharse de ti, pero lo cierto es que ya una no gasta energía en amargarse. Para qué. La vida es corta, sobre todo para una [risas]. ¡Hay que aprovechar y pasarlo bien!”. Pero Leonor confiesa que sí busca más que compañía: “He tenido grandes alegrías en mi vida, he sido bendecida con una linda familia, pero lo más significativo para mí ha sido enamorarme de alguien que me quiso de igual manera y tengo la esperanza de volver a sentir el amor”.
(*) Los entrevistados cambiaron su nombre real.