Comprender qué la gente quiere y necesita, según las circunstancias del momento, ha sido el reto más grande para Diana Arcila en estos últimos meses. “Una tarea realmente complicada, ya que mi marca Arcila se ha dedicado en su mayoría a elaborar carteras de mola de lujo. Las carteras se han seguido produciendo en menor cantidad y hemos seguido dándoles publicidad porque son parte del ADN de la marca, pero no ha sido precisamente lo que las clientas han querido consumir”.
Diana se describe como adicta al trabajo, “aún en cuarentena no paré de crear”. Por ello, la diseñadora tuvo que explorar terrenos en el campo de la moda que antes no se hubiese imaginado. “Me ha quedado claro que satisfacer las necesidades de las clientas, en determinados tiempos y situaciones, es fundamental si quieres mantener tu credibilidad como marca”.
La primera colección que sacó durante el confinamiento la llamó Sweet Home, incluía conjuntos de tops y pantalones anchos de corte alto, elaborados con telas de paruma (las que usan las indígenas emberá en sus faldas).
Diana Arcila: ‘En cuarentena no paré de crear’
En este tiempo también logró vender carteras extra large para ir al supermercado, a juego con mascarilla y banda para la cabeza, hechas de lonas, jeans, parumas y saburetes.
Luego se enfocó en una colección a la que llamó Birds. “El pasar tanto tiempo en casa me hizo darme cuenta de la cantidad de aves que había cerca, su belleza y sus sonidos me inspiraron para crear esta colección que aparte de modelos de cartera variados, incluía t-shirts de algodón con bolsillo trabajado con mola, cada uno con un ave diferente”.
También creó pijamas de algodón, aretes de flores y de corazones hechos totalmente de chaquiras. Sus diseños están disponibles en su sitio web www.dianaarcila.com.