Trece años después de que John Galliano fuera condenado al ostracismo por sus insultos antisemitas en un estado de embriaguez, un documental y la gala de moda del MET de este lunes, protagonizada por sus diseños, coinciden en lanzar al aire una pregunta: ¿Ha llegado la hora de perdonar al modisto gibraltareño?
Grandes estrellas como la actriz Zendaya, el músico Bad Bunny o la modelo Kim Kardashian lucieron en Nueva York, en el mayor escaparate de la moda del año, que organiza la editora de Vogue Anna Wintour, vestidos diseñados por Galliano para Maison Margiela, la marca para la que trabaja desde 2014.
Por otro lado, el próximo viernes llega a España el documental ‘High & Low - John Galliano’ (‘Auge y caída de John Galliano’), estrenado en marzo en Estados Unidos y dirigido por el británico Kevin McDonald, que repasa su carrera, desde sus orígenes a su consagración como director creativo de Dior en 1966 y su fulminante destitución en 2011.
Galliano cayó en desgracia tras ser detenido en París por proferir insultos antisemitas a una pareja en el café La Perle y, al mismo tiempo, difundirse un vídeo, en la misma localización y visiblemente ebrio, donde proclamaba su amor a Hitler.
El modisto pasó dos años encerrado en un centro de rehabilitación en el desierto de Arizona (EE.UU.) e hizo un curso personalizado con un rabino para tratar de entender la cultura judía y sus heridas antes de regresar al mundo de la moda en 2014 fichado por Margiela.
El perdón
McDonald se interesó por él durante el confinamiento de la covid, cuando se estaba produciendo un gran debate sobre la cultura de la cancelación en Hollywood.
“Me interesaba explorar la idea de cómo nosotros, como sociedad, podemos perdonar a quien ha traspasado las normas o ha roto tabúes, no necesariamente con implicaciones delictivas, pero que han hecho algo que la sociedad considera inaceptable”, dijo a EFE.
El director británico se reunió con Galliano por primera vez en agosto de 2021 y descubrió, para su sorpresa, que éste estaba muy interesado en que se hiciera esa película. Lo explica el propio diseñador en el documental: “No espero que todo el mundo me perdone, pero quiero que todos me entiendan”.
También reconoce que influyó el hecho de que Alexander McQueen, el otro gran genio británico de la moda, y con quien su trayectoria guarda muchos paralelismos, tuviera su documental y él no.
McDonald aclara que ha tenido “completa libertad creativa” y asegura que es un filme equilibrado. “Algunas personas me dicen que les hace compadecerse de John, otros sostienen lo contrario, creen que no ha sido capaz de pedir perdón de forma adecuada”.
Aunque en momentos del documental Galliano cae en contradicciones y evasivas, McDonald está convencido de su sinceridad y cree que, en esas evasivas, está la clave del retrato de un artista marcado por un padre que condenaba su homosexualidad y que encontró en la moda “una fantasía de escapismo”.
La “lealtad” de Wintour
En cuanto al papel de Anna Wintour, la también directora de contenidos de Condé Nast ha sido siempre su gran valedora desde que su desfile de graduación en la prestigiosa St. Martins de Londres, Les incroyables, le pusiera en su radar en 1984 y hasta su salto a Dior en los años noventa.
“Me sorprende esa idea tan extendida en el mundo de la moda de Wintour como una todopoderosa bruja mala que mueve los hilos en todas partes”, señala McDonald. En su opinión, se trata, ante todo, de lealtad ante un amigo y del deseo de apoyar “un talento extraordinario”, lo que conlleva otro debate en boga, el de la separación entre el artista y su obra.
En todo caso cree que no hay motivaciones financieras, sino todo lo contrario, un riesgo de molestar al grupo LVMH, propietario de Dior, que es el principal inversor publicitario de Condé Nast.
“Ver todo esto como una especie de plan malvado para dominar el mundo de la moda es parte de un problema más amplio en nuestra sociedad y es que nos gusta ver conspiraciones por todas partes”, remata el director.
Además de Wintour en el documental participan otras fieles a Galliano como Kate Moss, Naomi Campbell, Charlize Theron o Penélope Cruz, cuyo vestido de boda llevó su firma.