En el competitivo mundo de la moda y la belleza, las marcas están llevando sus estrategias a otro nivel. ¿La clave? El marketing sensorial, una técnica que fusiona estilo y emociones para crear experiencias inolvidables.
Hoy, nombres como Hailey Bieber con Rhode, Kim Kardashian con Skims, Jacquemus y Marc Jacobs están redefiniendo cómo conectan con sus consumidores, utilizando un recurso inesperado pero irresistible: la comida.
¿Por qué un bolso de diseñador aparece junto a un pastel o un bálsamo labial se promociona con crema batida? La respuesta está en cómo los sentidos influyen en nuestras emociones. Esta unión, aunque poco convencional, es un éxito rotundo.
Rhode, por ejemplo, usa alimentos para transmitir el aroma, la textura e incluso el sabor de sus productos, creando una conexión emocional instantánea con su público. El impacto visual y sensorial de estas campañas es innegable. Glossier, con su bálsamo de “cookie butter”, no solo vende un producto, también la idea de calidez y nostalgia que evoca su aroma.
Miu Miu, con su fragancia afrutada, permite imaginar que el perfume huele tan delicioso como un pastel de mango recién horneado. Estas asociaciones hacen que los productos sean más atractivos y provocativos.
Las marcas de moda están demostrando que belleza y comida no son mundos opuestos. En cambio, juntos crean una estética que es visualmente impactante y emocionalmente llega a los sentidos. Este enfoque además de captar la atención, fija la diferencia de estas marcas en un mercado saturado, reforzando su posición como líderes innovadores.
El marketing sensorial además de ser una tendencia, es una evolución en la forma de cómo consumimos moda y belleza. Porque, al final, ¿Quién puede resistirse a un producto que parece tan irresistible, como para darle un mordisco?